Muros de metacrilato
El Parlamento Vasco ha instalado unas mamparas protectoras entre los escaños que son casi imperceptibles en las imágenes de televisión, aunque la repercusión de la ... pandemia en la legislatura que acaba de comenzar no será tan fácil de disimular. Los 75 parlamentarios que ayer tomaron posesión de sus cargos son conscientes -o deberían serlo- de que no vienen años de vino y rosas, sino que el parón económico que ha acompañado a la crisis sanitaria del Covid provocará algo parecido a una legislatura de excepción. Posiblemente, una de las más complicadas en los 40 años de historia de la Cámara vasca. PNV y PSE están destinados a reeditar su coalición de gobierno, esta vez con mayoría absoluta, por lo que no deberían perder mucho tiempo en definir el programa y la composición del nuevo ejecutivo, ya que ambos se presentaron a las elecciones con ese compromiso de estabilidad. Los primeros llamamientos de ambos socios apuntan a un deseo de ensanchar los acuerdos para no tener que recurrir al 'rodillo' de sus 41 parlamentarios, pero parece difícil que los grupos de la oposición vayan a poner una alfombra al nuevo Gobierno en este arranque de la legislatura. El acuerdo inicial con Podemos para repartir los puestos de la Mesa suena más a una estrategia de supervivencia de la coalición morada tras su debacle el 12-J. Así consigue conservar su secretaría, pero a partir de ahora deberá enseñar el colmillo por el flanco izquierdo.
El mayor interés en el inicio de la nueva legislatura estará en comprobar si el futuro Gobierno de PNV y PSE consigue superar los muros de metacrilato instalados en el Parlamento para hacer partícipe a la oposición de los «acuerdos de país» que considera necesarios. Bien haría el lehendakari Urkullu en prepararse para un primer año, por lo menos, en el que no recibirá ni agua y tendrá que asumir el coste de las decisiones que se adopten. Y algunas no serán populares.
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