Iñigo Urkullu y Félix Bolaños se reúnen para reforzar la colaboración y dar un impulso a los traspasos pendientes

La conversación se prolongó durante hora y media, en la que también pusieron sobre la mesa las incertidumbres que rodean el conflicto bélico activado por el presidente ruso Putin y sus consecuencias en toda Europa. Ambos manifestaron su pesar por la ofensiva bélica de Rusia en Ucrania, «que supone un desafío al orden mundial y a los valores democráticos que presiden la UE», y expresaron su solidaridad y apoyo al pueblo ucraniano. Urkullu remarcó que el Gobierno Vasco condena «sin paliativos el ataque militar de Rusia».

La cita, que tuvo como escenario la Torre Madariaga en el municipio vizcaíno de Busturia, se produjo dos horas antes de participar ambos en un homenaje en Bermeo a los trabajadores forzados que participaron en la reconstrucción de la vía férrea en Gernika y la ampliación entre Pedernales y Bermeo entre 1937 y 1958, durante la Guerra Civil y el franquismo. En ese acto de memoria, Urkullu recordó a las víctimas de la Guerra Civil, que calificó de «incivil, injusta e inhumana», como la que ahora «propaga la muerte, el caos y la desolación» en Ucrania. Urkullu, que anunció que el Ejecutivo prepara ya recursos de acogida y ayuda «para ponerlos a disposición de las posibles víctimas exiliadas, trasterradas de esta guerra, como lo fue en la guerra de 1936 que sufrimos y hoy recordamos», pidió para Rusia «una estrategia de firmeza disuasoria, aislamiento internacional y sanciones» desde la ONU y la UE.

El tributo en Bermeo puso el foco sobre una página de la historia reciente silenciada, al divulgarse la utilización desde 1937 y durante buena parte de la dictadura, de miles de prisioneros de guerra, y con posterioridad presos comunes, para la reconstrucción de pueblos, infraestructuras, o la construcción de carreteras, pantanos o vías férreas. Urkullu mostró su «orgullo» por el trabajo que realiza Euskadi para la reconstrucción de la memoria histórica y democrática.