El president Torra, que en la medianoche del miércoles tuvo que romper su vergonzante silencio sobre los altercados violentos que se registraban en las calles ... de Cataluña desde el lunes, prefirió ayer pisar el acelerador de la maquinaria independentista que desde este lunes tiene ya a los primeros condenados por sedición. El jefe de la Generalitat, en vez de calmar los exaltados ánimos de los soberanistas que están expresando su rechazo a la sentencia quemando contenedores y destrozando mobiliario urbano, prefirió agitar el avispero de volver a la carga con su promesa de convocar de nuevo un referéndum secesionista que ha llevado a la cárcel a los principales responsables del anterior Govern. Un planteamiento al que el Tribunal Supremo ya ha enseñado el camino de la ley.
Torra, que desde el primer momento que fue elegido por Puigdemont sigue a pies juntillas su hoja de ruta del 'cuanto peor mejor', emplea una surrealista política de tierra quemada al agitar la coctelera de las pasiones identitarias. El mandatario soberanista en muchas ocasiones, con sus palabras y hechos, se olvida que es el president de la Generalitat con la lamentable dejación de la responsabilidad y la mesura que el cargo obliga a proyectar. Es inadmisible calentar el ambiente de los colectivos secesionistas que impulsan las protestas y al mismo tiempo pedir contención a los Mossos.
Torra, que en el comunicado nocturno del miércoles condenó de aquella manera la violencia y echó la culpa de todo a unos enigmáticos 'infiltrados,' ha emprendido su propia huida al volver a sacar de su chamuscada chistera una propuesta -la consulta- a espaldas de ERC, su socio de gobierno, que claramente está cada vez más alejado del histrionismo del actual president. Que Torra ocultase a los republicanos, e incluso a su propio partido, que iba a resucitar el referéndum en el pleno de ayer visualiza la crisis del soberanismo en el Govern.
En estos momentos tan delicados, el lehendakari Urkullu ofrece de nuevo su ayuda a Cataluña, que necesita grandes dosis de diálogo y templanza. Mientras, el PNV «respeta» la llamativa presencia de Ibarretxe en la marcha reivindicativa de Torra. Toda una imagen.
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