Una fractura evitable
Eusko Alkartasuna, partido que bajo el liderazgo indiscutible del exlehendakari Carlos Garaikoetxea surgió hace 33 años tras la traumática escisión que sufrió el PNV, está protagonizando en los últimos meses un intenso pulso cainita que está erosionando irremisiblemente la estructura de un partido que, en vez de autodestruirse con sus interminables guerras intestinas, debería buscar nexos en común entre las partes discrepantes para evitar un indeseado final dramático al que, si no lo remedia y cambia el rumbo de su deriva interna, estaría abocado la formación nacionalista.
Resulta inexplicable cómo en un partido de la trayectoria democrática e institucional de EA, que debería ser adalid del diálogo, del acuerdo y de la negociación para buscar soluciones a los problemas de los ciudadanos, no practique en grado necesario y en sus propias carnes estas máximas de la política. Sin embargo, el partido viene arrastrando un agónico devenir con episodios cada vez más estrambóticos. No hay que olvidar que el partido que nació de la fractura del PNV tuvo que sufrir otra escisión hace diez años en Gipuzkoa bajo las siglas de Hamaikabat. Unas heridas que están marcando a un partido que no logra salir del bucle de la controversia interna. En el fondo de la cuestión, al margen de los personalismos, está el papel de EA dentro de la coalición EH Bildu. Unos matices de diferencias casi imperceptibles cuando los defienden los dos sectores enfrentados.
Los encontronazos entre oficialistas y críticos deberían ser subsanados con urgencia para evitar que el deterioro del partido sea irreversible. ¿Es tan difícil cerrar un censo transparente y detallado en todos las circunscripciones en tiempo y forma? ¿Es lógico que un candidato con 400 avales, como es el caso de Maiorga -del sector crítico- sea apeado de las primarias por el defecto de forma de tres avales de Iparralde? Es cierto que las normas de un procedimiento de primarias son para cumplirlas, pero en estos casos tan extremos existen soluciones intermedias para evitar la fractura del partido. Aún hay tiempo para lograr un acuerdo para que los militantes de EA puedan votar a su nuevo líder.