Aquel febrero convulso de hace 40 años
mes de vértigo ·
Se encadenaron la protesta de HB en la primera visita del Rey a Gernika en plena cuenta atrás para liberar a Ryan, a quien ETA acaba asesinando, la muerte por torturas de Arregi y el 23-FCuatro imágenes históricas recuperan de la huella de la memoria de hace cuatro décadas el ambiente de máxima tensión que se respiraba en Euskadi en ... el convulso febrero de 1981, cuando se sucedieron, encadenados, terribles acontecimientos. Son en realidad una muestra de tantos momentos intensos y dolorosos que componen la crónica de aquellos 28 días difíciles de olvidar. Enero había acabado de la peor manera con el secuestro del ingeniero José María Ryan. Unos terroristas se lo habían llevado a punta de pistola cuando se dirigía a su casa el 29 de ese mes, justo el día después de la dimisión del entonces presidente español Aldolfo Suárez. Euskadi latía acelerada en medio de la cruel cuenta atrás de ETA para que el Gobierno paralizara la construcción de la central nuclear de Lemoiz. La puesta en libertad de Ryan pendía de las agujas de un reloj que cada vez se acercaba más a las 5.40 de la tarde del 6 de febrero, la hora del ultimátum etarra.
En medio de un país que salía de la dictadura y que veía cómo el terrorismo y el involucionismo situaba a las instituciones democráticas recién nacidas al borde del precipicio, estaba a punto de producirse la primera visita del Rey Juan Carlos I a Euskadi. En esos días el entonces lehendakari Carlos Garaikoetxea manifestó que sentía «una gran satisfacción por la visita real» y expresó su «reconocimiento por el interés que manifiestan los Reyes por tomar contacto directo con la realidad de este país».
El segundo día del viaje, el 4 de febrero, la agenda real llevó a don Juan Carlos y doña Sofía a Gernika. La tensión se adueño sin embargo, de la Casa de Juntas, símbolo de los fueros vascos, cuando la bancada de Herri Batasuna interrumpió su discurso entonando el 'Eusko gudariak'. Los diputados abertzales no cesaron en su actitud de protesta, con gritos y abucheos, ni siquiera cuando el resto del hemiciclo rompió en aplausos en un gesto de reconocimiento al monarca, y fueron desalojados en medio de una monumental bronca.
El ingeniero Ryan seguía secuestrado en aquellos días, y el 5 de febrero una sociedad desesperada salió en manifestación por las calles de Bilbao para clamar «José Mari, askatu». ETA comprobaba que el rechazo del Gobierno al chantaje y asesinó al ingeniero bilbaíno, el día 6, cuarenta y ocho horas después de la estancia de los Reyes en Gernika.
La sociedad vasca se revolvió contra la banda terrorista, como lo haría 16 años después con otro secuestro y asesinato, el del concejal del PP de Ermua Miguel Ángel Blanco. La respuesta ciudadana fue una huelga general y de nuevo una manifestación multitudinaria en Bilbao.
Dos huelgas en una semana
La velocidad con la que ocurrían los acontecimientos en aquel aciago mes de febrero derivó cinco días después, el 13 de febrero, en otra muerte, en este caso la del miembro de ETA Joxe Arregi en la cárcel de Carabanchel, tras nueve días detenido, incomunicado y torturado. Fue trasladado con graves heridas provocadas al hospital de la cárcel, donde murió. Tenía 30 años. Las fotografías de su cuerpo amoratado, publicadas con posterioridad, evidenciaron lo ocurrido en dependencias policiales, pese a la versión oficial.
No tardó en convocarse la segunda huelga general en una semana y en esta ocasión fueron las calles de Donostia las que vivieron la movilización masiva para secundar el paro total.
El 16 de febrero un informe oficial de la autopsia admitía «violencias físicas» durante los interrogatorios. Al mediodía, en Zizurkil, el pueblo natal de Arregi, tenía lugar el funeral y posterior entierro. La familia accedió a exponer el féretro en la plaza del pueblo por donde desfilaron varios miles de personas. El ataúd fue desprecintado para que se pudiera ver el rostro de Arregi
Un nuevo secuestro con la firma de ETA tuvo lugar el día 19. Los terroristas raptaron a los cónsules de Austria y El Salvador, en Bilbao, y al de Uruguay, en Pamplona.
El día 23 de febrero, el teniente coronel de la Guardia Civil, Antonio Tejero, interrumpió en el Congreso, en el momento en el que se debatía la elección de Leopoldo Calvo Sotelo como presidente del Gobierno. Las manifestaciones de protesta por al golpe de estado se desarrollaron en Euskadi el 27 de febrero con división entre los partidos y cargas policiales.
El último día del mes, ETA pm anunció una tregua sin condiciones y liberó a los tres cónsules. El alto el fuego cristalizó en su autodisolución año y medio después.
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