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Imanol Pradales afronta su primer gran desafío internacional como lehendakari en plena guerra comercial impulsada por los aranceles de Trump. Asegura que «nadie podía imaginar» ... esta sacudida, pero insiste en que Euskadi cuenta con «recursos suficientes» para proteger el empleo, el tejido empresarial y abrir nuevos mercados. Rechaza el pesimismo: «Tenemos una economía más internacionalizada que en crisis anteriores». Además, defiende la reforma fiscal, apuesta por un nuevo estatus «pactado» para Euskadi y subraya que «la independencia 'per se' ya no es el debate central».
–¿Se imaginaba hace un año que íbamos a estar inmersos en semejante guerra comercial debido a los aranceles de Trump?
–Nadie lo podía imaginar, pero sí es cierto que hablar de geopolítica y del entorno internacional hace un año también era obligado. En el pleno de investidura del Parlamento Vasco en junio, ya cité la cuestión internacional, no tanto por lo que podía ocurrir con una llegada como la de Trump, sino por lo que veíamos con Rusia y Putin u Oriente Medio.
–¿Esta enorme sacudida deja a Euskadi en una posición más débil por su carácter exportador?
–Hay que estar preparados, y Euskadi está preparada para hacer frente a una potencial guerra arancelaria. Euskadi cuenta con recursos suficientes para atender tres elementos claves: Cómo protegemos el empleo de nuestra gente, cómo protegemos al tejido empresarial vasco, especialmente a la pequeña y mediana empresa, y cómo seguimos abriendo nuevos mercados alternativos al de Estados Unidos. No debemos caer en el alarmismo. Y, fundamentalmente, el gran reto que tenemos es la unidad de la Unión Europea y la unidad entre todos los actores políticos, sociales y económicos en Euskadi.
–Comenta que considera que estábamos preparados, pero sí que, desde hace un tiempo, expertos y analistas vascos y grupos de pensamiento venían alertando de la pérdida de competitividad paulatina de Euskadi respecto a Europa, China, Estados Unidos... ¿No nos ha pillado con el pie cambiado esta situación?
–No. La economía vasca y la empresa vasca están en mejores condiciones que en otros momentos de nuestra historia reciente. Tenemos las empresas más capitalizadas que cuando tuvimos que responder a la crisis financiera de 2008, 2009, 2010. Estamos ante una empresa vasca mucho más internacionalizada y multilocalizada.
–Precisamente los empresarios vascos no están muy contentos con su gobierno por la reciente reforma fiscal que han pactado con Podemos. Dicen, sin tapujos, que les resta competitividad. ¿Es así?
–La revisión fiscal, en términos de afección a la competitividad empresarial, sinceramente aporta nuevos instrumentos para abordar retos como la transición energética con incentivos para la descarbonización, piensa en el pequeño y mediano negocio o compañía vasca, y también en los autónomos que van a contar con incentivos para pagar menos impuestos. Hay que ver el conjunto de los incentivos. En términos de competitividad fiscal, los fundamentos de las reformas del 2018 siguen manteniéndose para las empresas. Y la competitividad fiscal para la empresa vasca es la más alta en el conjunto del Estado con la normativa fiscal vigente. Eso, en su fundamento, no se modifica con esta revisión. Hay que mirar la letra pequeña. En términos de competitividad fiscal para las empresas no vamos a pasar a un escenario peor que el que teníamos antes de esta revisión fiscal.
–Expertos económicos alertaban en este periódico de que, con esta sacudida de Trump, vamos hacia la ralentización económica. ¿Prevé que pueda haber problemas en las empresas, vía cierres o pérdida de empleo?
–Esta guerra comercial de Trump lo único que puede traer es empobrecimiento general. Empobrecimiento, en primer lugar, para los propios Estados Unidos y empobrecimiento para el resto del mundo. Esto me preocupa porque afectaría también a Euskadi directamente. Vamos a contar con un paquete de más de 2.000 millones de euros de distintas baterías de medidas que hemos activado, con avales, préstamos a la liquidez, ayudas extraordinarias y medidas de protección y complemento de ERTEs... Todo lo que distorsione la economía me preocupa profundamente.
–¿A qué mercados hay que mirar más allá de EE UU? ¿A China?
–Mercosur (Sudamérica), claramente. Las relaciones con China son relaciones que, obviamente, interesa que tengan un equilibrio comercial entre ambas partes. En estos momentos existe un desequilibrio a favor de China. Europa también tiene que reequilibrar de alguna forma esa balanza comercial. No solo es China, es Asia en general y es el sudeste asiático en particular como una oportunidad. También está África, especialmente, el norte de África. Y también Canadá, México, Japón, Corea del Sur, Australia, que son aliados naturales, que comparten valores occidentales y que son mercados también muy interesantes.
–¿Habrá que revisar la previsión de crecimiento de Euskadi para este año, que la semana pasada se elevaba al 2,1% por este contexto incierto?
–Desde el Gobierno estamos permanentemente en contacto con todo el mundo económico y empresarial del país. Tenemos información semestral, trimestral, mensual... Revisamos continuamente las previsiones. En el primer trimestre del 2025 la economía ha ido bien y las relaciones en términos económicos han ido bien, pero el escenario probablemente nos va a obligar a todos a revisar las previsiones.
–Ya en el terreno político, ¿ve condiciones para alcanzar un acuerdo sobre el nuevo estatus de autogobierno este año?
–Se está generando una atmósfera que es positiva entre PNV, Bildu y el PSE. En la medida en la que se dan estas conversaciones de carácter discreto no tenemos que generar expectativas respecto a un timing determinado. Lo importante es ir dando pasos poco a poco y que esa atmósfera positiva siga existiendo entre las tres fuerzas políticas vascas que representan más del 80% del arco parlamentario vasco.
–¿Hay demanda social hoy en Euskadi sobre este asunto?
–En Euskadi el autogobierno es un elemento integrador de diferentes fuerzas políticas y su defensa concita un amplio consenso en este país.
–Aunque el debate identitario clásico ha perdido fuelle.
–Hablar de categorías clásicas de lo que hemos entendido por identitario en estos momentos no es el debate central. Si preguntamos a la sociedad vasca por el autogobierno y por la oportunidad de mejorarlo para responder a las necesidades de la sociedad vasca no hay duda de que mayoritariamente estamos de acuerdo.
—¿El fin de la violencia ha enfriado el sentimiento independentista? Las encuestas apuntan que la independencia roza mínimos históricos.
–En este país hay mayoritariamente un sentimiento identitario vasco, eso no es discutido. Si eso luego debe articularse a través de la vía de la independencia, entendida la independencia como una no dependencia absoluta, estas son las categorías que entiendo que son clásicas y que a veces seguimos utilizando para interpretar una realidad que es mucho más compleja. Hoy la independencia 'per se' en un país es algo discutible, porque lo estamos viendo con el proceso de integración en la propia Unión Europea y otros procesos, donde hay cada vez más modelos de soberanías que son compartidas, de integraciones políticas de diferentes espacios, porque tienen que responder a una realidad mucho más amplia y compleja. Seguimos haciendo las mismas preguntas a una sociedad que es distinta. A veces uno que es sociólogo también tiene que hacer una autocrítica en por qué seguimos preguntando lo mismo a una sociedad que ha cambiado tanto.
–¿Debe recoger el nuevo estatus vasco el derecho a decidir?
–Este es uno de los elementos centrales que ha estado en el debate político de Euskadi en las últimas décadas. Y si ha estado es porque hay una realidad nacional vasca que este pueblo ha entendido que debe ser reconocida y respetada. Volvemos a estar ante una oportunidad de buscar una vía de resolución para una generación. No enfrentar el debate no es lo oportuno ni lo inteligente. Sería bueno para el país resolver para la generación futura una vía que permita responder adecuadamente a este tema pendiente.
–¿Quizás una fórmula pactada en torno al derecho a decidir?
–Vamos a tener que ir a una fórmula pactada en cualquier caso.
–¿No fija plazos?
–Tenemos que aprovechar la ventana de oportunidad que se produce en estos momentos en el Estado, con las mayorías que se dan en el Congreso y en Euskadi. Tenemos un par de años para trabajar estas cuestiones.
–¿Le ve a Sánchez resistiendo hasta 2027 como presidente?
–Le veo absolutamente volcado en la gestión del Gobierno y resistiendo pese a no contar con presupuestos. Su convicción es la de intentar llegar al fin de la legislatura y si los números en el Congreso salen, no tiene motivos para adelantar las elecciones.
–En ese bloque de investidura también está EH Bildu, que sigue sin condenar a ETA. ¿Es la asignatura pendiente?
–Tienen esa asignatura pendiente, y no con el lehendakari, la tienen con la sociedad vasca en su conjunto, y esta es una mochila que lastra claramente la actividad política de Bildu y tienen que resolverla. Y cuanto antes lo hagan, mejor, porque la sociedad vasca sigue esperando que pasen ese rubicón ético, pero depende fundamentalmente de ellos. El resto tenemos que interpelarles para que lo hagan, pero la decisión les corresponde a ellos, porque quienes todavía no han sido capaces de decir eso tan sencillo que es que 'matar estuvo mal', que fue un daño injusto el que causaron a miles de personas, son ellos.
–¿Lo van a hacer?
–Ojalá lo hagan, Jugar al olvido no creo que lo vaya a permitir la propia sociedad vasca.
–¿Detecta un riesgo en Euskadi de que se produzca un fenómeno como el de Aliança Catalana, una ultraderecha nacionalista vasca anti-inmigración?
–Yo hoy no lo veo. No tengo motivos ni datos para pensar que exista ese 'humus' en la sociedad vasca que, en términos muy mayoritarios, es acogedora de las personas migrantes porque entiende el reto de su integración. Tenemos el reto de la gestión de esa complejidad en una sociedad cada vez más plural. En los últimos cinco años han llegado a la Comunidad Autónoma Vasca más de 75.000 personas. Hemos pasado, en apenas seis años, de ser poco menos del 9% del conjunto de la población, al 13%. El fenómeno migratorio ha venido para quedarse y va a ir a más.
–Un asunto tratado en la última Asamblea General del PNV que ha elegido a Aitor Esteban es el de la creciente desconexión de los jóvenes hacia la política. ¿Qué se puede hacer?
–Tenemos que reinterpretar continuamente cómo podemos conocer a cada uno de los colectivos, sus demandas, sus sueños y cómo eso lo metemos a una coctelera para responder políticamente. Este tema no solo nos afecta a los vascos, afecta en Europa a los partidos. Con la desafección hacia lo político, hay un caldo de cultivo más favorable para que crezcan populismos, totalitarismos y autoritarismos.
–Otro debate abierto en canal es el del rearme. ¿Debe gastarse más en defensa Europa?
—Europa ha tomado ya la decisión de gastar más e invertir más en su seguridad, entendida en sentido amplio, porque si algo demostró la invasión de Ucrania es que teníamos un problema de seguridad energética, y si algo demostró la pandemia es que teníamos un problema de seguridad en términos de proveedores para recursos básicos. Tenemos el reto de la seguridad alimentaria, de la militar, de la ciberseguridad... Por lo tanto, en seguridad Europa va a invertir y va a gastar más y no nos queda otro remedio, porque lo que está en riesgo es la autonomía estratégica del continente. En Euskadi no hemos tenido industrias en el ámbito militar pero sí la capacidad de industrializar muchos productos y tecnologías, algunas consideradas de doble uso. Tenemos capacidades industriales y tecnológicas que si hay nuevas inversiones en términos de seguridad y defensa, las tenemos que aprovechar.
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