«El escolta de mi aita me dijo que una parte de él había muerto también aquel día en Errenteria»
La hija de Zamarreño asistirá este domingo en Vitoria al homenaje que Mila Esker tributará al ertzaina que acompañaba a su padre el día del atentado
Naiara Zamarreño no dudó ni un segundo en aceptar la invitación para asistir al homenaje que la asociación de ertzainas Mila Esker tributará este domingo ... a Juan María Quintana, el ertzaina que escoltaba a su padre, el concejal del PP de Errenteria asesinado con una motocicleta bomba de ETA el 25 de junio de 1998. «Estoy muy contenta, sobre todo por Juan Mari, porque tengo una sensación de que ha habido mucha gente como él que han estado un poco olvidados». La hija de Zamarreño cree que la decisión de Mila Esker de conmemorar su primer año de vida con ese acto de homenaje es un gesto con muchísimo significado. «Es importante que se les recuerde y hacerles ver lo importante que fue la labor de tantos escoltas como él. A Juan Mari le va a venir muy bien ser reconocido», expresa.
Naiara Zamarreño se refiere así al acto de reconocimiento que tendrá lugar hoy, domingo, a las 10.00 horas, en el Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo, organizado por la asociación Mila Esker que lleva doce meses de trabajo asociativo volcado «en la desactivación del olvido» de sus compañeros víctimas del terror. El acto, al que está invitada una representación de cada una de las asociaciones y sindicatos policiales, contará también con asistencia de representantes del PSE y del PP, que han querido sumarse al homenaje.
Hasta hace tres años, la hija de Manuel Zamarreño no había hablado nunca con Juan María Quintana. «Me informé para poder encontrarme con él. Llegó el día y charlamos durante tres horas. Necesitaba hablar con él, conocer cómo estaba y hacerle ver que no debía tener ningún sentimiento de culpa, que lo que le ocurrió a mi aita no lo sintiera como una carga. Como nunca me había dirigido a él, nunca le había hecho llegar unas palabras ni le había agradecido la importante labor que hicieron todos los escoltas, creí que era necesario hacerlo. Me impactó cuando me dijo que una parte de él había muerto también aquel día en Errenteria».
«Me reuní con el escolta porque necesitaba hablar con él y hacerle ver que no debía tener ningún sentimiento de culpa»
La hija de Zamarreño reconoce que ella ha podido dar ese paso cuando ha sido «más consciente de todo y estaba preparada» para ello. «Yo pensaba: 'No puede ser que este hombre se levante todas las mañanas creyendo que tiene algo que ver con lo que nos ocurrió...'», repasa. Su empeño era «transmitir a Juan Mari que si podía ayudarle de alguna manera a que se sintiera mejor, estaba dispuesta a hacerlo. Yo había empezado mi propio proceso y necesitaba, en cierto modo, cerrar el círculo, del que también forma parte Juan Mari y necesitaba transmitirle mis sentimientos. En cuanto pude, lo hice. A mí me sirvió y quiero creer que a él también», evoca.
Tras aquel primer encuentro ha habido más relación. «En Navidad y fechas así... Cuando salió el procesamiento de 'Txapote' me llamó por si necesitaba algo», cita.
Con solo 25 años de edad
Juan María Quintana tenía tan solo 25 años el día que ETA asesinó a Manuel Zamarreño cuando regresaban de comprar el pan, como hacían cada mañana, en un establecimiento de la calle Sorgintxulo de Errenteria, muy cerca de su casa. La explosión de la moto bomba de ETA acabó con la vida del edil del PP, que quedó tendido en la calzada entre dos coches en medio de un charco de sangre, con la ropa arrancada y la barra de pan partida caída en el suelo. El artefacto también causó graves heridas al ertzaina Quintana, que resultó incapacitado para el servicio por las secuelas físicas y psicológicas causadas por aquel atentado.
«Le recordábamos por su calzado. Decíamos: 'Hoy viene el de las zapatillas rojas de Lacoste'. No sé por qué nos fijamos en ese detalle»
Quintana no llevaba mucho tiempo escoltando a Zamarreño porque anteriormente les protegían escoltas privados. «Casi al final les pusieron ertzainas. De hecho eran cinco escoltas para mi aita y (José María) Trimiño –entonces también edil popular de Errenteria–, y se iban turnando. Aquel día le tocó a Quintana. Nosotros le recordábamos por el calzado que solía llevar. Decíamos: 'Hoy viene el de las zapatillas rojas de Lacoste'. No sé por qué nos fijamos en aquel detalle...».
Zamarreño vivió muchos tiempo protegida en el silencio, pero hace unos años decidió dar un paso adelante y hoy es uno de las víctimas que lleva su testimonio a las aulas. Dentro de su tarea en favor de la convivencia participará hoy en una mesa redonda, organizada por Sare, junto a otras víctimas de ETA, GAL y la violencia policial.
Entrega de diplomas, un vídeo y cierre con 'Sirenas' de La Oreja
Durante el acto de homenaje organizado por la asociación Mila Esker, su presidente, Julio Rivero, entregará al ertzaina que escoltaba a Zamarreño, Juan María Quintana, y a la hija del edil del PP asesinado, Naiara Zamarreño, sendos diplomas conmemorativos. El director del Centro Memorial, Florencio Domínguez, hará unas palabras introductorias y también intervendrá Rivero. A continuación, los asistentes, -menos de los deseados por las restricciones del Covid-, podrán asistir a la proyección de un vídeo conmemorativo en recuerdo a todos los ertzainas asesinados, y en vez de un minuto de silencio, se escuchará el tema 'Sirenas', de La Oreja de Van Gogh, como cierre del homenaje.
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