Emoción hasta el final
El foco ·
Sánchez e Iglesias mostraron en 24 horas lo que de manera empecinada negaron durante tres meses tras el 28-A. El presidente y el líder ... de Podemos, por arte de birlibirloque, hicieron realidad esa máxima aristotélica de que la política es el arte de lo posible, a pesar de que por medio ambos dirigentes perdieron en el camino diez escaños y casi dos millones de votos. La estrategia del líder socialista falló y al final el diablo cargó la repetición electoral que ha costado 167 millones de euros. De nada valen ya los lamentos para buscar responsables por haber tensado la cuerda del bloqueo, a pesar de que hay quienes buscan en Ferraz y en Moncloa a los alentadores de esa jugada. Sánchez, que sabe muy bien cómo se las gastan en su partido -no olvidará nunca aquel Comité Federal del 1 de de octubre de hace tres años- se tragó su particular hemeroteca sobre Iglesias y Podemos, y activó nada más ver los resultados esa coalición que tantas noches de insomnio le producían para evitar, entre otras cosas, que el malestar interno en su partido se extendiera. Y haciendo gala de su 'manual de resistencia' firmó un preacuerdo exprés muy generalista y se entregó a un abrazo de Iglesias que correspondió con poca pasión.
Ahora socialistas y podemitas deberán buscar apoyos para salvar la investidura que también sirva de base para asentar los cimiento de su gobernabilidad. La pérdida del PNV de su séptimo escaño en Bizkaia a favor del PP enreda la calculadora de Sánchez, que no se despejará hasta muy última hora porque todos los partidos que están en el ajo buscarán ser los únicos dueños de la llave del desbloqueo.
Los partidos secesionistas catalanes volverán a ser decisivos y ERC, cuya abstención podría ser clave, ya exige a Sánchez volver al 'espíritu de Pedralbes' -con relator incluido- después de que el presidente anunciara en campaña que iba a incluir como delito en el Código Penal la celebración de los referendos ilegales. En la actual coyuntura, depender de los soberanistas catalanes podría suponer todo un ejercio de funanbulismo para el futuro Gobierno, salvo que Ciudadanos -ya sin Rivera- se abstenga, algo que parece ya imposible. Habrá emoción hasta el final. Eso seguro.
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