Condenados a entenderse

Ambos tratarán de marcar terreno, sobre todo el secretario general del PSE-EE, siempre pendiente de despojarse de la etiqueta de 'subordinado' del socio principal del Gobierno Vasco. Pero en el fondo están condenados a entenderse. A la entente que gobierna Euskadi desde hace una década se le podrán reprochar muchas cosas, entre ellas cierta autocomplacencia que les estalló en la cara en la pandemia, pero es innegable que ha dotado a Euskadi de una estabilidad que para sí quisieran por otros lares, tanto en España como en Europa.

Los peneuvistas deben cuidar a su socio, al que recurrentemente le llegan cantos de sirena desde EH Bildu, que aspira a culminar algún día su viaje a la normalización con algún pacto institucional con los socialistas. La cordial foto de Andueza y Arnaldo Otegi dio fe de ello.

A su vez, en la convulsa legislatura española, amenazada cada día por nuevos e inopinados vaivenes, como el apagón o la avería del AVE, PNV y EH Bildu son valores codiciados por Pedro Sánchez. Pero los jeltzales serán, en algún momento de esta película, cortejados por el PP. Aunque para ello los populares deberían empezar ya a ir deshaciéndose del lastre de la ultraderecha de Vox.