El siempre controvertido José Félix Tezanos, al frente del CIS, publicó ayer su último estudio demoscópico, que a buen seguro habrá dejado un sabor agridulce en el núcleo duro que trabaja todos los días junto al presidente Sánchez en el búnker del Centro de Seguridad Nacional, ubicado en las blindadas entrañas de la Moncloa. Que casi la mitad de los encuestados suspendan la gestión del Gobierno bipartito PSOE-Podemos en la lucha contra la pandemia del coronavirus deja entrever un alto porcentaje de insatisfacción de la ciudadanía consultada (47,8%). Un dato llamativo. Sin embargo, y aunque otro porcentaje similar respalda ese quehacer (46,5%), los desajustes gubernamentales registrados en diferentes fases de la gestión de esta devastadora pandemia apenas afectan al potencial caudal de votos del PSOE. Los números detectan un innegable malestar sobre las decisiones adoptadas en esta crisis, pero no llegan a inquietar el liderazgo de Sánchez, quien no acertó en las maneras con las que convocó a Casado –se enteró por la prensa– a la reunión de partidos que el mismísimo Aznar alienta con el fin de que el PP esté presente en los grandes acuerdos de Estado. Aquí también los ciudadanos, en una inmensa mayoría, se muestran rotundos en su posición de alentar pactos entre partidos que sin duda son necesarios para salir del atolladero económico. Casado, que ayer estuvo duro, pero evitó el choque de trenes con Sánchez, debe aprovechar la ruptura de todos los puentes por parte del cada vez más extremista Vox para recuperar y asentar al PP en una posición moderada y de centralidad.
En esta crisis descomunal quedan un tanto descolocadas las reflexiones republicanas de Iglesias para censurar al Rey. Sobre todo, después de esos largos aplausos que dedicó al monarca desde su escaño azul de vicepresidente del Gobierno. Curioso.
