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La sucesión de ataques con pintadas contra las sedes de los partidos vascos -especialmente contra batzokis del PNV y casas del pueblo del PSE- empiezan a desgastar la estrategia electoral de Euskal Herria Bildu para el 12-J. La mayoría de las formaciones políticas ha emplazado a la coalición independentista a que sea explícita en la condena de los hechos, a la que se resiste, aunque los ha rechazado. Los últimos episodios se han producido en la noche del domingo a lunes, con unas pintadas en la persiana de la casa del pueblo de Erandio, en Bizkaia, en las que se le tilda de 'asesina' a su secretaria general y candidata a lehendakari, Idoia Mendia. También han aparecido pintadas en los batzokis de Loiu y Abando, en Bizkaia, y, de nuevo, en el de la Parte Vieja de San Sebastián. Los ataques provocaron ayer numerosas condenas.
En EH Bildu se contempla con inquietud la proliferación de estos incidentes -el décimo contra una sede del PSE y el 27 contra el PNV- protagonizados por miembros del Movimiento contra la Represión y por la Amnistía (ATA), una escisión de la izquierda abertzale que acusa a la formación que lidera Arnaldo Otegi de ser un 'partido institucional' y 'reformista', y le censura por desentenderse de la situación del preso Patxi Ruiz, en huelga de hambre y sed.
Estas acciones contra partidos erosionan una estrategia con la que la coalición independentista pretende abrirse a nuevos espacios sociales. El debate sobre la condena o el rechazo coloca a Euskal Herria Bildu en una disyuntiva que le resulta incómoda porque puede tensionar a una parte de su ámbito sociológico más tradicional, históricamente ligado al rupturismo.
Desde EH Bildu, además, se tiene la sensación de que la dinámica abierta tras estos ataques perpetúa «esquemas del pasado», instala a la izquierda abertzale fuera de la actual realidad social y ofrece en bandeja argumentos a sus adversarios. Sobre todo, cuando interpretan que el PNV alienta una abierta polarización con ellos para atraer el denominado 'voto de orden'.
La marejada en la izquierda abertzale es notable. Las críticas del autodenominado Colectivo de Presos Políticos (EPPK) a ATA, sin citar las siglas, han sacado al descubierto unas tensiones inéditas. Tanto en las redes sociales como en su página web. el Movimiento por la Amnistía y contra la Represión contraatacó el fin de semana al señalar que lo que buscan el EPPK y Sortu es «acallar las críticas e imponer la disciplina». Desde ATA se señala que el último comunicado del EPPK «se redactó en un despacho de la sede de Sortu».
En ese sentido, la web del colectivo Herritar Batasuna, crítico también con Sortu, recoge un escrito firmado, entre otros, por Jon Iurrebaso, un histórico miembro de ETA alineado con la disidencia, que participó con 'Josu Ternera' en el diálogo de Ginebra y luego se alineó con las tesis más radicales de Javier López Peña, 'Thierry'. Iurrebaso reprocha el papel de Sortu en este asunto y acusa a sus dirigentes de «mentir».
Suscriben la carta otros veteranos que pertenecieron al EPPK como Karlos Ezkurra y Fermin Xabier Santxez. En su contenido cargan contra Otegi y lanzan una sentencia demoledora: «El proceso de paz ha sido un terrible fraude, una miserable rendición, un vergonzoso arrepentimiento colectivo, una monumental traición y un engaño antológico». Y lo comparan con «lo que en su día le ocurrió a Euskadiko Ezkerra».
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