Alivio en Moncloa
La legislatura va a aguantar, a pesar de algunos agoreros que no daban un euro por su duración. El debate de los indultos de ayer ... lo confirmó. Pedro Sánchez marcó su terreno de juego ante sus aliados en los próximos dos años y medio con un mensaje de concordia territorial con el que intentó vencer los recelos de una parte de su propio electorado. Veremos si da frutos el diálogo con la Generalitat. Mientras tanto, el PNV y ERC apretarán las tuercas al presidente, pero sin romper la cuerda. El jeltzale Aitor Esteban despejó este camino al anunciar su apoyo crítico, instar al Ejecutivo a que implique al Gobierno Vasco en los fondos europeos, pedirle que se abra al debate territorial y nunca diga 'nunca jamás'. Y ERC, otro tanto. A pesar de la música oficial de amnistía y autodeterminación, Gabriel Rufián no quemó las naves. En el fondo, hay alivio en Moncloa. Sánchez puede dormir tranquilo.
El presidente cultiva a sus socios pero también prepara las bases de la próxima legislatura. Los discursos de Pablo Casado, Santiago Abascal e Inés Arrimadas retratan una brecha muy profunda entre todo el espectro de la derecha y la España periférica en la que se incluyen las izquierdas y todos los nacionalistas. Esta fractura obliga a Casado a ganar por mayoría absoluta o a pactar con Vox para volver al poder, lo que augura una polarización que va a ser capitalizada por el PSOE.
A Casado le soplan ahora los vientos favorables de las encuestas. Sánchez paga el desgaste por la pandemia y el efecto de los indultos. Pero le queda aún bastante tiempo para remontar el vuelo. El presidente tendrá que ponerse las pilas, recuperar el impulso político y aprovechar la ola de la recuperación económica. El PP se arriesga a quedarse aislado en el córner, con su público enfervorizado y la hostilidad de sus rivales. El líder de la oposición hace méritos para ello. Sus desafortunadas palabras sobre la Guerra Civil son elocuentes. Hay errores que parecen diseñados por sus adversarios.
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