La épica de las certezas
El homenaje a Garaikotxea pone más en valor la apuesta de hace 45 años por construir las instituciones vascas
Suerte, ánimo y al toro». Con este consejo final al lehendakari Pradales, Carlos Garaikotxea fue reconocido ayer en el Palacio de Ajuria Enea junto a ... los consejeros de su primer Gobierno Vasco por el Ejecutivo autónomo. Fue un acto cargado de simbolismo en el que la emoción por aquel tiempo de ilusión y certezas pasado se entremezclaba por la tristeza de las ausencias y la esperanza por el futuro de una Euskadi que ha avanzado y progresado en los últimos años sin ningún género de dudas. La nostalgia siempre es una fábrica de sentimientos, pero el propio Garaikoetxea –con 87 años pero lúcido y con la cabeza bien amueblada– sentenciaba el profundo alcance político del acto.
La institucionalización de Euskadi ha sido una gran apuesta que ha cumplido muchos de los sueños que tuvieron en 1980 los defensores del Estatuto de Gernika. Y Euskadi es un país resiliente, con capacidad de reaccionar, de afrontar las dificultades y de superarlas. «Este país sabe sufrir, sabe resistir y sabe remontar», proclamó. «Pusisteis los cimientos de la Euskadi actual», completaba Pradales.
No todo ha sido de color pastel, a pesar de que Garaikoetxea nos hablaba de Euskadi como «una nación valiente, creativa, trabajadora y unida» que ha superado «desde el respeto a la pluralidad y con nota» las dificultades del pasado, de un país en ruinas asolado por el terrorismo en 1980, pero que sabrá ganar los desafíos del futuro.
Satisfacción por los logros conseguidos pero una advertencia: el autogobierno no está garantizado
Sus estrechos colaboradores en la época Pedro Miguel Etxenike, Xabier Lasagabaster y Pedro Luis Uriarte –consejeros en su primer gabinete– recordaron la ilusión por la puesta en marcha de la institucionalización de Euskadi sin obviar que el autogobierno no está garantizado en estos tiempos de zozobras para la democracia y los valores de la Ilustración. Que en aquel país devorado por la crisis industrial se vaya a instalar hoy uno de los tres grandes ordenadores cuánticos de IBM es una poderosa señal en la que aquella generación jamás llegó a pensar, como reconocía Etxenike.
Lasagabaster lo definió gráficamente: la historia sigue y aquel retoño plantado hace 45 años del árbol de Gernika hoy es un árbol gigantesco. Y Uriarte llamó cariñosamente a Garaikoetxea «el aitite del Concierto». El papel de aquella generación de brillantes profesionales que se entregó al servicio público hace 45 años representa un compromiso que hoy brilla con fuerza en el firmamento del declive que vivimos, con la política desacreditada. En el día de ayer las luces eclipsaron a las sombras. Aquel joven Garaikoetxea –precedido por el socialista Ramón Rubial como presidente del preautonómico Consejo General Vasco– representa hoy el legado de la dignidad de quienes pusieron en marcha a este país frente a poderosos obstáculos.
El acto rubrica la reconciliación del nacionalismo democrático. El tiempo lo cura casi todo
Entre ellos, el de un terrorismo que ha provocado que perdamos muchísima energía. Que los herederos de aquella izquierda independentista rupturista que atacaban con saña el Estatuto 'de la partición territorial' participen en el homenaje a este primer Gobierno Vasco constituye un evidente salto cualitativo que adquiriría mayor valor añadido si incluyera una reflexión crítica sobre la injusticia de aquella violencia absurda. Todo el mundo aquí tiene memoria.
El acto de Ajuria Enea culmina sin duda la reconciliación pendiente en el mundo del nacionalisno democrático, que sufrió lo suyo con la escisión del PNV. El tiempo lo cura casi todo. Y esta sociedad lo agradece.
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