Una botella medio llena que sabe a poco
El balance agridulce de la reunión de ayer es fruto del exceso de expectativas, no tanto de un fracaso negociador
El lehendakari Imanol Pradales ofreció un balance agridulce de la reunión de ayer en Madrid con Pedro Sánchez en el marco de la de la ... Comisión de Cooperación Permanente. Valoró los avances logrados en materia de autogobierno: traspasos, inversiones y otros compromisos –por fin se abre «un candado» para la gestión del régimen económico de la Seguridad Social– pero lo hizo con un reconocimiento de que no se han cumplido todos los objetivos contemplados en noviembre. Pradales pidió a Sánchez que ponga «orden» en su Gobierno para cumplir el Estatuto frente a las reticencias «centralistas». Una de cal y otra de arena. La botella podrá estar medio llena o medio vacía. Pero a estas alturas sabe a poco.
El resultado positivo se vio empañado por cierto desconcierto, consecuencia de un exceso de expectativas previas. El llamamiento del lehendakari a Sánchez a que agilice el cumplimento del Estatuto frente a sectores políticos y administrativos que recelan todavía escondían una carga de profundidad. Hay quienes ven en algunos de los obstáculos la mano de la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. Sobre todo porque sobre la mesa de la negociación están las prestaciones de desempleo que aún no han sido transferidas.
La delegación vasca puede vender los logros en su negociación con el Estado –especialmente el acuerdo sobre Talgo– y no es poco. Sobre todo en un momento en el que la confianza del PNV con Pedro Sánchez se encuentra «camino de la UCI». Pero el segundo mensaje es muy claro. Pónganse las pilas y agilice las transferencias pendientes.
La cita servía a Pradales para reforzarse en su estrategia negociadora a la hora de exigir el cumplimiento del pacto estatutario. Fumata blanca con línea roja: no romper la caja única. Los compromisos tienen más valor en una coyuntura en la que nadie sabe si Sánchez va a poder terminar la legislatura. Pradales necesita frutos tangibles a corto plazo y el presidente coge aire en un momento de asedio.
La culminación del Estatuto se ha convertido en una agónica operación que nunca termina
La relación con el Gobierno Vasco PNV-PSE es una pieza estratégica para Sánchez, que necesita mantener a Pradales y al nacionalismo vasco dentro de los márgenes del actual sistema, lejos de ensoñaciones rupturistas. Antes de abrir el melón hay que exprimir el limón. De manual.
La agenda vasca es un ejemplo de institucionalidad frente al voltaje radiactivo del exterior. Los socios de Sánchez exigen y colocan los decibelios en una zona a menudo imposible de contentar a todos. Muchas veces no es posible hacer de la necesidad virtud porque siempre hay quienes prefieren jugar en el tablero clásico de ganadores y perdedores. El autogobierno vasco va por su camino con poderosos enemigos a su alrededor. Ayer no dieron rueda de prensa pero haberlos, haylos. La culminación del Estatuto se ha eternizado y se antoja como una agónica operación que nunca termina.
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