Destinos gastronómicos en Jaca para refugiarse del frío
Recomendaciones gastronómicas para un fin de semana de esquí
La temporada de esquí ha abierto sus puertas en el pirineo aragonés. Con los teléfericos en funcionamiento y los cañones de nieve trabajando a destajo ... para asegurar una larga temporada, Jaca vuelve a convertirse en el epicentro logístico para los amantes de la nieve. Su cercanía con las pistas de esquí de Formigal, Astún y Candanchú, sumado a una amplia y variada oferta gastronómica, convierten a la ciudad en todo un reclamo turístico también, y sobre todo, durante el invierno.
Muchos de los que ya conocen la ciudad se enamoraron de su patata. Sí, han leído bien, de una patata. Pero no cualquier patata. Prueben en casa, pero no lograrán el punto de sal, aceite y 'vinagrillo' de la patata asada de La Campanilla (calle mayor, número 42). Por desgracia para muchos, el establecimiento cerró hace unas semanas. Así que a la espera de que alguien tome el testigo, habrá que seguir perfeccionando la receta en casa.
Tampoco es fácil, por no decir imposible, imitar la salsa del 'Rodolfito' de la Tasca de Ana (calle Ramiro I, 3). Los langostinos untados en esa salsa amarillenta son el plato estrella de este pequeño local que siempre está hasta arriba. Las 'mariquillas', el foie a la plancha y un largo etcétera de platos hacen las delicias de cualquier estómago después de un día de esquí.
Calle abajo, a solo unos metros, encontramos Brooklyn Burguer. Un local de 'take away' con unas originales hamburguesas y raciones listas para llevar a un precio económico.
Para los que prefieran la mesa y el mantel, hay dos reyes en la ciudad. La Fragua (Calle Gil Bergues, 4) y Biarritz (Avenida Primer Viernes de Mayo, 12). Ambos destacan por su excelente parrilla combinada con una cocina tradicional.
Hablando de tradición. ¿Qué me dicen de unas ricas migas de pastor? A 20 minutos de Jaca, por la N-240, llegamos a Santa Cruz de la Serós. En esta pequeña localidad cercana al conocido Monasterio de San Juan de la Peña encontramos el restaurante O' Fogaril. Su cocina tradicional, servida en generosas raciones, hará las delicias de cualquier paladar.
¿Hora del café? Volvamos a Jaca y entremos al bar La Lola. Hasta el fondo. Allí encontraremos una agradable terraza en la que disfrutar de una buena bebida. Y también de ricas tapas para los más hambrientos.
Termina el fin de semana. Es hora de meter los esquís y las botas en el maletero y regresar a casa. Seguro que por el camino más de uno piensa en volver pronto para volver a disfrutar de algunos de estos manjares gastronómicos.
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