Harvard
A LA ÚLTIMA ·
Uno se mete en Equis/Twitter o en los periódicos y ve pasar a los opinadores cada uno en su vagón, formalitos y disciplinados, sin salirse del surco, colocando sus adjetivos habitualesLa rectora de Harvard, Claudine Gay, ha dimitido. Unos dicen que se la han cargado por ser negra e hija de inmigrantes haitianos. Otros, que ... ha caído por haber plagiado muchos trabajos y por sus declaraciones antisemitas. Los primeros la consideran una bandera de la integración y del progresismo universitario. Los segundos la toman por una ambiciosa incompetente sin currículum ni ideas propias. No conozco a la señora, no he leído sus obras, me da igual lo que le pase. No tengo opinión. Les haré una confesión revolucionaria: Harvard me importa un bledo.
Sin embargo, me apetece mucho escribir una columna de opinión sin opinión. Esto es algo de lo que no se debe abusar, porque al final a uno acabarían echándolo, pero de vez en cuando supone un ejercicio edificante, un bonito 'mindfulness', un tantrismo. Para disfrutar a fondo de esta experiencia basta con escoger un asunto, aislarlo del ruido, descomponerlo y observar las piezas con la mirada impasible y atónita de una vaca: señora negra, Harvard, plagio, wokes, judíos.
Luego sube uno a cualquier colina, se mete en Equis/Twitter o en los periódicos y ve pasar a los opinadores cada uno en su vagón, formalitos y disciplinados, sin salirse del surco, colocando sus adjetivos habituales. Los dos bandos ejecutan con precisión unas bellísimas coreografías norcoreanas. Todos tienen una opinión sólida, muy bien formada y argumentada, aunque uno sospecha que jamás han pisado los jardines de Harvard ni nunca antes habían oído hablar de señora tan principal. En el fondo, como a mí, es muy probable que el asunto les importe un comino, pero de algo hay que hablar y todo aprovecha para el convento.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión