Pasión y entretenimiento
Giputxirene ·
Hoy, para su efectividad comunicativa, todo ha de ser entretenido: la información, las enseñanzas, las artes...Una de las exquisiteces tradicionales de la Semana Santa es escuchar la 'Pasión según San Mateo' de Bach en directo o a través de las ... ondas a cargo de grandes solistas, coros y orquestas. No hace falta ser melómano o entendido, ni mucho menos hombre de fe, para apreciar esta cumbre de la música religiosa e incluso para experimentar cierta elevación al compás de sus notas. El Nobel sudafricano J.M. Coetze la consideró como «la mejor prueba que tenemos de que la vida es buena», Goethe sentía penetrar en sus oídos «la eterna armonía del universo» y, según Cioran, «la música de Bach es la única razón para pensar que el Universo no es un desastre total». En fin, que abundan los que no creen en Dios pero en cambio sí creen en Bach.
Sin embargo, la 'Pasión' nació de nalgas. Cuando se interpretó por primera vez, el Viernes Santo de 1727 en la iglesia de Santo Tomás de Leipzig, los feligreses quedaron estupefactos. Dignatarios y damas de la nobleza se miraban e interrogaban con gesto de incomprensión; alguien exclamó: «¡Que Dios os guarde, hijos míos! ¡Parece que estemos asistiendo a una ópera o a una comedia!». Ante las protestas por semejante exhibición de frivolidad, el gobierno municipal de Leipzig tomó la decisión de revisar el contrato con el compositor al que se rebajó el sueldo y se le conminó a tocar en la iglesia música «que más bien anime a los oyentes a la devoción». Después de aquel infausto estreno, 'Pasión según San Mateo' de Bach cayó en el olvido durante más de cien años.
Con este episodio como punto de partida, el coreano-alemán Byung-Chul Han analiza en su breve ensayo 'Buen entretenimiento' el tópico que contrapone la distracción como banalidad respecto de la autenticidad de la 'creación pura'. El estudio pone en entredicho tal antagonismo demostrando que regocijo y trascendencia han ido de la mano desde los mitos de la Antigüedad, narraciones que precisamente por sus gozosos ribetes son más eficaces que el imperativo moral y que el razonamiento conceptual.
Hoy, para su efectividad comunicativa, todo ha de ser entretenido: la información, la enseñanza, las artes... Lo peculiar es que de este modo hemos rebasado la dicotomía entre tiempo libre y tiempo de trabajo. Surge así una nueva experiencia del mundo y del tiempo en general, un nuevo 'estilo de vida'. Esto podríamos interpretarlo como prueba de la decadencia de la civilización a menos que advirtamos, como hace Byung-Chul Han, que, en el fondo, la historia de Occidente es una historia donde la Pasión se entrevera con las pasiones, y la agonía con la melodía. Como en Juan Sebastián Bach.
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