Crisis de legitimidad
Cuando se desborda una presa, el agua arrasa todo, no hay manera de devolverla al embalse. El PP abrió las compuertas con el artículo 155 ... y rompió los sobreentendidos al arrebatar el poder a las instituciones representativas y entregárselo a los cuadros de la administración, que se empoderaron. Tutelado por esa superestructura, Feijóo está sometido a las fuerzas inmutables del Estado, que se lo están haciendo saber de forma palmaria estos días. Los altos tribunales, los grupos especiales de la Guardia Civil y, para que no falte de nada, los curas. Es como si le estuvieran diciendo al líder del PP que se le ha acabado el crédito, incapaz de derribar a un Gobierno frágil, y que toman las riendas.
Hay una percepción creciente de que, despreciando a Vox, lo que busca la derecha estructural es hacer aflorar al PSOE 'bueno' y sentarle a firmar una gran coalición. En lo que en Madrid llaman 'periferia' persiste la resistencia a suscribir una narrativa dictada por las esferas reaccionarias. Que las 'prima donnas' del cuartel de Intxaurrondo aparezcan estratégicamente colocadas en las esquinas del cuadrilátero no invita a contemplar el combate como si todo fuera agua cristalina.
Y, de repente, Sánchez va al choque contra Trump, lo que a todo el mundo le parece bien, a lomos de la vieja máxima política de que nada de estrategia, solo táctica, durar un día más que tus enemigos, sabiendo que no hay amigos. Y ya hay quien cree que hasta podría salvar el pellejo. Aznar dice que hubo pucherazo. González, que no votará al PSOE. Hay gente pagando y gente cobrando sucio. Urralburu sigue en la lista de grandes morosos de la Hacienda navarra. La UCO, escribiendo. Jueces, dibujando. Feijóo, sometido. En efecto, hay una crisis de legitimidad.
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