Monstruos
Aquello que se considera anómalo, el contrapunto a lo humanamente puro, lo que escapa a la razón obvia
Según el Código Civil actualmente vigente, son personas los individuos de la especie humana, cualquiera que sea su edad, sexo, estirpe o condición. Como definición ... es comprensible y muy práctica. No hace falta esmerarse mucho en la senda amplia del pensamiento para asumirla, soslayando lo que se pueda entender por 'individuo', incluso lo que quiera significar 'especie humana'. Cabe preguntarse a estas alturas, sin embargo, cuál es el límite preciso entre la geografía de lo humano y de lo monstruoso.
Monstruo es aquello que se considera anómalo, el contrapunto a lo humanamente puro, lo que escapa a la razón obvia y se sitúa fuera del orden reglado de las cosas. El monstruo infunde temor, por ser desconocido, incontrolable y, supuestamente, fuente y origen del desorden temido. Pero hay monstruos muy humanos, y humanos muy monstruosos, igual que hay personajes y personas. El personaje es la cámara de resonancia de la persona. Es la máscara que, de algún modo, mostramos los hombres y mujeres en nuestras relaciones, para salvaguardar nuestra intimidad o para crear la ilusión de que se es lo que no. Se trata de fingir, de simular, de ocultar lo que no se quiere desvelar, o de visualizarlo en mayor o menor grado, según el interés. El personaje se mueve en unos ámbitos comprensibles y, de alguna manera, asumidos; el monstruo, no. Entendemos al personaje, aunque nos moleste e irrite o, por el contrario, nos agrade, cuando es capaz de conquistarnos, robándonos una sonrisa o un gesto cómplice de aprobación y simpatía. El monstruo es otra cosa, otra realidad. No es agradable, porque no es semejante; es despreciable y se le tiende a repudiar. No concita simpatía, porque no se le ve desde los parámetros normales, lógicos y aceptados de la sociedad.
En todas las historias sobre monstruos, que las hay muchas, estos pierden su cualidad, cuando alguien muestra algún sentimiento sincero de afecto y cariño, y no aversión o rechazo. Aunque su aspecto siga siendo como lo que es, porque difícil es transformarlo, cambian de actitud, intentan ser como los demás, como todos. Distinguir entre un monstruo y un personaje, en el mundo de las apariencias actuales, a veces es más difícil de lo que se podría suponer. Sucede cuando el personaje, en su extensión, acaba devorando a la persona, suplantándola al final; y el monstruo, por su parte, se empeña en dejar de serlo, comienza a humanizarse, sea cual fuere el significado que se atribuye a lo humano.
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