El calor y un terreno accidentado compusieron un cóctel explosivo. Me sorprendió que Jumbo-Visma comenzase a tirar con fuerza a falta de unos kilómetros ... para la última subida de la jornada. Pensaba que no era el escenario recomendable para recuperar el tiempo cedido por culpa de la caída en la contrarreloj por equipos de la víspera. Erré. No solo lo intentaron, sino que Roglic, su hombre fuerte, enjugó la desventaja con la mayoría de sus rivales.
Se agradecen estos movimientos en un ciclismo tan calculador como el actual. Por fortuna, todo no está medido al milímetro. Porque se produjeron más hechos impredecibles entre el puerto que rompió el pelotón y la línea de meta. Los dos más rápidos del sexteto de cabeza eran el propio Roglic y Nicolas Roche. Sin embargo, se toparon con un Nairo Quintana ambicioso que les robó la cartera en un final más apropiado para el esloveno y el irlandés. Veo con ganas al colombiano. No solo por la victoria de etapa cosechada en Calpe. En la crono por escuadras de Torrevieja quiso ser el primero del equipo en cruzar la línea de meta. Eso indica algo.
Muy bien Alejandro Valverde, generoso a la hora de tirar en la subida a Puig Llorença y después, una vez fraguada la fuga, al respetar la posición de su compañero. Excelente labor de equipo del maillot arcoíris.
Hay que ir día a día en la Vuelta. Podemos citar candidatos, pero es temprano para hablar de favoritos. Tengo la sensación de que esto puede dar bastantes vueltas. Esta carrera, al contrario que Tour, sobre todo, y Giro, se presta a sorpresas que pueden surgir en cualquier punto del recorrido. Los guiones de la Vuelta no están escritos. Ni por nombres, ni por escenarios.
No quiero acabar sin mencionar a Alex Aranburu. Al igual que en la primera etapa de la Vuelta a Burgos, se precipitó en el momento de lanzar el sprint. Le rebasaron dos corredores. Esta vez era para el séptimo puesto, por lo que el desenlace no importa demasiado. Sin embargo, debe servirle para aprender, para no repetir errores, para medir bien la distancia, algo vital. Porque el ezkiotarra me gusta por su punch y por su potencia. Arranca con fuerza.
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