Lezo
Zabarre logra que los lezoarras remaran unidosLas fiestas de Pentecostés han dicho adiós con diferentes actos organizados para todos los públicos
Da igual si el viento sopla a favor o en contra, lo importante es, al fin y al cabo, que todos los lezoarras remen juntos. Las fiestas de Pentecostés celebradas a lo largo de todo el fin de semana han conseguido que la letra de la canción que entona el pirata Zabarre y su eterna aliada, María Labaien, sea una realidad.
Así quedaba de manifiesto en la alta participación registrada en los diferentes actos llevados a cabo desde la tarde del viernes hasta últimas horas de este domingo. Niños, jóvenes y adultos han tenido la oportunidad de disfrutar de las más diversas propuestas con un tiempo más propio del verano.
Bajo el sol se ha desarrollado la diana amenizada por dulzaineros de la comarca que ha abierto la última jornada de festejos. Sus sones se han extendido por todo el casco antiguo y varios espacios cercanos. Ese es el caso de la plaza Karlos Saldise, donde los más pequeños de la casa han aprendido a elaborar algunas recetas especialmente saludables que podrán reproducir en sus casas. Y mientras unos lucían gorro de cocinero y pasaban la mañana con las manos en la masa, otros niños entraban en liza en las pruebas de herri kirolak organizadas en el frontón de Goiko plaza.
El espíritu más deportivo ha primado en las competiciones llevadas a cabo entre relevos. Otro tanto ha sucedido en la exhibición protagonizada por los harrijasotzailes Jokin Eizmendi y Odei Izeta y los aizkolaris Andoni Izeta y Aratz Mugerza, organizada a mediodía a las puertas de la casa consistorial.
A esa hora, distintos creadores y artesanos mostraban al público sus trabajos en la plaza Karlos Saldise. Bajo la pérgola de colores podían contemplarse y adquirirse prendas de ropa y accesorios, como los confeccionados por Izaro Mariezkurrena, artífice de la firma Maridomingi. También se ponían a la venta cosmética y remedios naturales, ilustraciones, piezas de bisutería y dulces, entre otros artículos.
Los lezoarras han vuelto a vestirse de piratas como ya ocurrió la tarde del viernes, cuando dieron la bienvenida a Zabarre y María Labaien. Esta vez lo hicieron para ir en busca del tesoro en las horas finales de los festejos de Pentecostés. Para entonces ya sospechaban que, en lugar de un cofre repleto de joyas y monedas de oro, la mayor riqueza que podían encontrar era su unión y la amistad. El pirata que les visita desde hace ya 30 años les dejaba esta lección en su despedida. Solo restaba por desearle buen viaje en su partida y que el viento sople a su favor. Haize on!