Consejos para arrancar nuestro coche tras mucho tiempo parado

Durante estas semanas la mayoría de los usuarios de automóvil no lo estamos utilizando debido a la alarma general sanitaria que estamos viviendo. Por ello tenemos que dejarlo aparcado y sin arrancarlo durante mucho tiempo. Como nos podemos imaginar, a cualquier vehículo le perjudica estar un largo periodo parado, y a los coches diésel, mucho más. Sin duda, su filtro de partículas, es uno de los elementos más delicados. Todos los problemas mecánicos que pueden surgir en un coche en esta situación, se pueden evitar realizando un correcto mantenimiento, tanto los de gasolina como los de gasóleo, sin embargo con estos últimos hay que tener especial atención en el filtro de partículas.

Este es un elemento al que la inactividad le sienta muy mal, algo que se ha confirmado ante el gran número de llamadas por incidencias relacionadas con el sistema, tal y como ha confirmado el Real Automóvil Club España (RACE).

El filtro de partículas está ubicado en el tubo de escape y se encarga de retener, en sus paredes porosas, las partículas sólidas que generan los motores (las famosas carbonillas que dan color negro al aceite, pero las más ligeras que el gas del escape arrastran), sobre todo los diésel, para reducir el nivel de emisiones de estos coches. Una vez que el filtro está lleno, él mismo se encarga de incinerarlas, mediante un proceso denominado regeneración. Para ello, cada cierto tiempo (de 300 a 400 km), inyecta más cantidad de carburante del habitual y así aumenta la temperatura de los gases de escape por encima de los 600 ºC, para quemar las partículas.

Visto como funciona, al estar el coche parado, el filtro acumula partículas y se satura por la falta de uso y también cuando se realizan trayectos cortos, en frío y a bajas revoluciones, curiosamente el tipo de traslados más frecuentes que hacemos en la alarma actual. Al obstruirse este elemento de forma parcial, en el cuadro de mandos se ilumina un testigo.

Esto no supone que vayamos a tener una avería forzosamente, aunque si no lo solucionamos pronto, puede ser en un problema para el propietario, con gastos e inconvenientes.

Según recomienda el RACE, lo mejor es «circular con el motor a unas revoluciones más altas de lo habitual, lo que aumentará la temperatura del motor, así como de los gases de escape y su velocidad, quemando así una mayor cantidad de partículas. Así se eliminarán las acumuladas en el filtro y se minimizará el riesgo de que se depositen nuevas.»

Eso si, esta acción hay que realizarla con el motor caliente, ya que si lo forzamos en frío, podemos provocar otro tipo de averías. Simplemente, hay que tener el coche en marcha durante un tiempo, si podemos y subir las revoluciones del motor cuando estemos cerca ya del destino, para que el propulsor haya rodado el máximo tiempo posible y tenga la temperatura adecuada. Esto se puede comprobar en el indicador de temperatura, que deberá estar en la zona intermedia (a unos 80 o 90 grados).

No obstante, esto se soluciona también haciendo viajes más largos y preferiblemente evitando entornos urbanos, algo complicado de realizar durante el estado de alarma…

Siguiendo los consejos del RACE, para mantener el coche en buenas condiciones conviene seguir estos consejos, que lo mantendrán listo para volver a funcionar sin problemas al cabo de unas semanas:

Batería. Si es posible, desconecte la batería para que no se descargue simplemente desmontando el borne negativo de la masa para conservar la carga durante algunas semanas.

Neumáticos. Manténgalos bien inflados para evitar deformaciones. Incluso es conveniente que tengan un 25% más de presión para que el propio peso del vehículo no los deforme.

Freno de mano. No levante del todo la palanca del freno de mano, en el caso de que sea mecánico, para evitar que se agarrote con el tiempo (esto es importante no hacerlo tampoco cuando hace mucho frío para que no se bloquee). Es preferible dejar una marcha puesta para inmovilizar el vehículo y, si es necesario, bloquear las ruedas mediante cuñas.

Combustible. Deje el depósito por encima de la mitad de su capacidad para evitar que se formen sedimentos o condensación de agua. Y, siempre, si es posible evite apurar el depósito para que los sedimentos no pasen por los inyectores y produzcan problemas.