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Algunos de los enormes abetos blancos que se encuentran en el vivero de Izaieta de Leitzalarrea. belauntzaran
Mendira

Petriketa, entre molinos y gigantes

Este monte pasa desapercibido en las listas de los más visitados, aunque muchos hacen un alto junto a su buzón de camino a Eguzkizko Muinoa

Viernes, 7 de enero 2022

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Gigantescos robles y abetos blancos pueblan los alrededores del merendero de Ixkibar en Leitza. Un paraíso terrenal que nos traslada en el tiempo y en el espacio a cualquier bosque utilizado como escenario de una película, por la belleza de sus enormes pobladores y la magia que los rodea. El paraje Ixkibar situado en Leitzalarrea es un escenario natural único en el que el insistente sonido que emite un pájaro carpintero en plena faena nos hace regresar del silencio absoluto que nos envuelve y ser conscientes de las joyas que nos encontramos en nuestro camino.

Nada más emprender nuestra ruta en Ixkibar sentimos el alboroto del agua que tras las lluvias de esta semana, baja con un ritmo alegre y nos tienta tocarla. Nos acercamos hasta la orilla y nos aventuramos a sentir el cristalino líquido, mientras el viento nos acerca el aroma de la nieve. Pronto nos percatamos de que su temperatura es más que fría y optamos por seguir nuestro camino. Cerca del río vemos unos postes indicativos que nos llevan en primer momento hasta Urdola. Las marcas verdes y blancas nos adentran por un bosque de coníferas en primer lugar siguiendo un fina senda. Pronto llegamos hasta los restos de Aritzaundi, un descomunal y mítico roble abatido en 1888 por una tormenta, en el paraje al que ha dado nombre. Unas fotos de la época acompañan a un cartel que menciona el suceso en un cercado en cuyo interior se encuentra el vástago de aquella gran joya de Leitzalarrea.

No es la única pieza única que se encuentra en Leitzalarrea, ya que a escasos kilómetros se encuentra el abetal de Izaieta. Un monumento natural, que data de 1832. Se trata de un vivero de la época que servía para que los vecinos pudiesen plantar los 10 árboles que tenían que reponer por cada uno que cortaban.

En la actualidad este precioso jardín botánico, con 37 especies forestales identificadas con fichas y cuya información está recogida en un interesante cartel. En el tramo final del recorrido de esta semana pasaremos junto al recinto cercado en el que se encuentran los enormes abetos blancos de Leitzalarrea, que bien merecen una visita y rodearlos o intentar abrazarlos para sentir su grandeza.

Los datos históricos consultados recogen que los abetos blancos de Izaieta se plantaron hace ya casi 200 años. Esta especie fue introducida en torno a 1832 por los leitzarras, que según reza el panel de Izaieta, debían plantar diez nuevos árboles por cada uno que se derribaba. Según los datos recogidos en los libros del Ayuntamiento de Leitza, anteriormente, en 1763 y 1830 se realizaron varios intentos para plantar árboles de esta especie en otra zona. Estos dos primeros intentos fallidos no desanimaron a los leitzarras que repitieron en 1832 y entonces sí, lograron ver crecer varios ejemplares que ocupaban 2,5 hectáreas en Leitzalarrea.

Información MIDE:

  • Acceso: Para llegar desde Donostia, tomar la A-15. Una vez en Leitza, dirigirse al Plazaola para seguir dirección a Leitzalarrea hasta Ixkibar.

  • Horario: El paseo desde la Ixkibar realizando la circular completa ronda las 4.30-5 horas. Se puede adaptar según el tiempo disponible y el hábito de caminar que se tenga.

  • Distancia: 12,78km

  • Desnivel positivo: 599 m

  • Severidad del medio: 3

  • Dificultad orientación: 3

  • Dificultad del terreno: 3

  • Esfuerzo necesario: 3

Los mayores de Leitza relatan que antes de que fueran plantados estos abetos, que ya rondan los 200 años de antigüedad, un vecino de Leitza vio un gran abeto en la zona de Roncal y quiso traer uno a Leitza. Al año siguiente, este leitzarra regresó a pie a los bosques roncaleses en busca de más ejemplares con su burro que tiraba de un carro. Sobre él trajo otros nuevos ejemplares que al parecer se plantó en los montes de Leitza.

Fuera como fuese, los gigantescos árboles han llegado a alcanzar hasta cuatro metros de circunferencia y más de cuarenta de altura. Además los expertos destacan entre sus características la rectitud de sus troncos, más que por su altura, ya que en el bosque de Irati se pueden encontrar ejemplares mayores. De los 55 ejemplares que existían en Leitzalarrea en 1996, cayeron varios de los grandes abetos. El aire tiró el mayor o más alto del bosque y otro ejemplar. El interior de uno de ellos estaba totalmente podrido, pero el largo tronco del otro fue utilizado para realizar los bancos del karrape del ayuntamiento de Leitza.

Galería.

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Galería. belauntzaran

Ese en concreto fue reutilizado para el uso y disfrute de los vecinos de la localidad navarra, aunque durante siglos, de los bosques de Leitza se sacaron robles, hayas, y muchos árboles de otras especies, para ser trasladados a los puertos guipuzcoanos donde se utilizaban entre otros fines, para la construcción de los barcos. Durante generaciones los hombres de Leitza trabajaron en los bosques de su pueblo para extraer los enormes árboles como los abetos que eran utilizados para colocarlos como mástiles de barcos. Duro trabajo desde su inicio hasta el final, ya que derribarlos supondría un gran esfuerzo así como trasladarlos en carros tirados por bueyes o mulos hasta el lugar de destino, siguiendo los caminos carretiles junto al río Leitzaran.

Circular desde Ixkibar

Volviendo a Leitzalarrea y en concreto a Ixkibar (590 m) continuamos nuestra ruta. Una vez que hemos dejado atrás Aritzaundi, continuamos el camino que nos indican las marcas verdes y llegamos a una zona poblada por grandes acebos que se encuentran perfectamente decorados por sus frutos rojos. Una estampa navideña preciosa. Seguimos entre robles hasta llegar a una verja con un gran cartel, antes de llegar a la zona de pasto de Urdola donde a la izquierda vemos primero, un poste indicativo del cromlech del mismo nombre y unos cientos de metros más adelante la mesa con el mapa de los montes que le rodean. Nos impresionan las vistas hacia Mendibil, Urepel, Altzegi...

Seguimos la pista forestal superando una pequeña cuesta hasta una nueva verja metálica en la que nos encontramos una X de las marcas verdes y blancas. La atravesamos y seguimos la pista forestal. Sobre nuestras cabezas, entre los bosques de hayas desnudos por el invierno, apreciamos la línea de los montes Aizan, Baztarla, Eguzkizko muinoa. Nos dirigimos por el camino que nos conduce de manera tranquila hasta Baztarla (942 m.). Esta cima está coronada por una enorme antena de telecomunicaciones y es fácilmente identificable desde los montes que le rodean. Un buzón entre piedras nos sitúa en el precioso paraje que nos ofrece unas magníficas vistas de las sierras de Aralar, Aizkorri... con todas sus cimas cubiertas por un ligero manto blanco.

Seguimos nuestra caminata hasta llegar a un hayedo en el que no encontramos marcas, pero el sendero nos conduce hasta la cima protagonista de esta semana, Petriketa (1.057 m.). Cima discreta que pasa desapercibida por muchos, pero que visitan de camino al precioso Eguzkizko muinoa (1.083 m.). Nos impresiona con las magníficas vistas de Ireber y la línea de molinos que se encuentran en los terrenos cercanos. Petriketa es una preciosa balconada entre molinos y gigantes que precede a la popular Eguzkizko muinoa desde donde comenzaremos nuestro descenso hasta la zona de Izaieta, Después de haber visto los enormes abetos blancos nos dirigiremos por una pista de grava, junto al río, hasta Ixkibar, nuestro punto de partida.

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