Hirumugarrieta, dura subida con premio

Unicornios y otros seres mágicos han paseado por el valle de Araitz. Un precioso rincón de Navarra en el que durante generaciones han hablado de la magia de las Malloak y las leyendas recogen lo que para algunos son solo historias inventadas para distraer o asustar a los más pequeños y para otros, relatos en los que perduraba la historia de seres únicos que inundaban de una energía especial los lugares que poblaban.  

Según dicen, el rey Sancho vivía lleno de tristeza y como los médicos del reino no encontraban remedio para él, se dirigió a un ermitaño en busca de ayuda. Este le dijo que se curaría bebiendo una pócima del cuerno de un unicornio. Le hizo saber que había uno en el encinar de Betelu, pero que era muy peligroso cazarlo, que solo se rendía ante las personas de gran alma y ante doncellas que nunca habían sufrido penas de amor. Así, Giomar, la hija del rey Sancho, que todavía vivía triste por la pena sufrida por el asesinato de su marido, se dirigió al bosque a cazar el unicornio, pero éste traspasó su cuerpo con su cuerno. A su vez, los ballesteros del rey mataron al unicornio con sus flechas. El rey bebió la pócima del cuerno y se curó, pero la pérdida de su hija Giomar le partió el corazón para siempre.

Las mujeres de Araitz recogieron de sus madres y abuelas, al igual que hicieron estas, los secretos de hierbas, plantas y flores para elaborar ungüentos y brebajes naturales que ayudaban a curar diferentes enfermedades. Por ello, queda recogido en diferentes fuentes que fueron consideradas brujas y aunque siempre se habla de Zugarramurdi, padecieron la cárcel y el desprestigio por orden de la Inquisición.

Algunas historias narran que las brujas del valle se reunían en la campa llamada Urrizolako Malda antes de volar a celebrar los Akelarres. El director cinematográfico Pedro Olea grabó la película 'Akelarre' basándose en la historia de la inquisición en el valle de Araitz que padeció en el siglo XVIII la persecución de sus mujeres, aunque también fue apresado algún varón.En concreto en 1595, 28 intzarras fueron apresados. Eran 10 hombres y 18 mujeres, cuatro de ellas eran todavía unas niñas de 9, 13, 15 y 16 años. Está recogido que fueron encarceladas en la prisión de Pamplona a la espera de juicio por orden de la Inquisición. Doce de las personas apresadas murieron en la misma celda. Entre las personas supervivientes se encontraba el txulubitero Martín Barazarte, que recibió un castigo de 100 azotes y padeció una orden de alejamiento de 6 años. El resto volvieron en muy mal estado y les embargaron sus bienes para pagar la detención.

Fuera como fuese, Araitz mantiene una energía especial y la belleza natural que las Malloak hacen única.no nos importaría tener ese poder d elas burjas d eAraitz de poder volar y disfrutar de las magníficas vistas de la línea montañosa de piedra caliza y campas verdes en sus grandes pendientes que protege una de sus cimas más emblemáticas, Hirumugarrieta (1.427 m.). Para algunos también Intzako dorrea, aunque en nuestro ascenso de esta semana un vecino de Gaintza nos aseguró que ellos no utilizaban este término para hablar de la importante cumbre de Aralar. Fuera como fuese, junto a Txindoki o Larrunarri, Hirumugarrieta es una de las más ascendidas y conocidas para los mendizales que acuden habitualmente a esta cima que se halla en el límite de Navarra y Gipuzkoa. De hecho, al SE de la cumbre se encuentra un mojón que separa los términos de Gaintza, Intza y El Realengo o Erregena.

Además, Hirumugarrieta destaca por ser uno de los mejores balcones de Aralar que nos permite disfrutar del lejano cordal pirenaico. Su nombre indica tres mugas o términos, ya que en esta cima coinciden los límites del término municipal de Amezketa y los valles navarros de Larraun y Araitz. Teniendo en cuenta los trabajos realizados por J.M. Ansa (»Malloak, Soilabizkargaña. Aralarko gailurrik garaiena») le atribuyen el nombre de Soilazbizkargaña. Según destaca Ansa hubo un amojonamiento anterior sobre la Malloa delimitando los límites entre Gipuzkoa y Navarra, el trazado fijado en 1523 parece concluir que el mojón de «Soilazvizcar que arriva en la cumbre de la dicha sierra» recoge el montañero donostiarra.

«La revisión de la documentación realizada durante los siguientes siglos hablan de la cima con Sollaz, Soilaz, Soilabizkar y Soilabizkargaña. A raíz de la edificación de una pequeña torre geodésica en 1861, la cima pasó a ser conocida como Intzako Dorrea, Gaintzako dorrea y Torreaenea». Además Ansa plantea «la posibilidad de que los límites entre Gipuzkoa y Nafarroa, que hoy en día bordean ligeramente la cima de la montaña por el S., alcanzaron en el pasado la cúspide de Soilaz, por lo que en ese caso si se constituiría como una divisoria de tres términos. En realidad el mojón de Hirumugarrieta ya estaba fijado en 1781, pero a 150 m. al SE de la cima, en el descenso hacia el collado Arrizarretagaña que la separa del Beldarri ( 1.405 m ). Por otro lado, el vértice geodésico de la cumbre no queda, paradójicamente, en el lado de Intza, sino en el de Gaintza, y por sólo 3 m».

La ascensión hasta Hirumugarrieta se puede realizar desde diferentes puntos pero en esta ocasión proponemos hacerlo desde el valle de Araitz, que se halla más de 1.000 metros más abajo. Muy cerca de Betelu se encuentra un cruce que nos acerca hasta el concejo de Gaintza (388 m.). Una preciosa localidad en las faldas de las Malloak que ofrece una opción un tanto dura, o al menos que exige un considerable fondo físico, pero que compensa con unas magníficas vistas del valle.

En Gaintza debemos llegar a los últimos caseríos siguiendo la carretera que nos lleva a su zona alta. El final del camino cementado nos acercará hasta Atazi borda. Poco a poco comenzaremos el ascenso que en los primeros metros será de manera paulatina hasta llegar a una pista que se convertirá en sendero, muy cerca ya de las peñas de Harrizuri. Entre las cumbres de Intzeko Torrea y Aldaon se encuentra un gran prado en el que debemos seguir el camino trazado por el paso de los montañeros y el ganado hasta llegar a los pastos de Larremear. Aquí la dificultad comienza a ser más que evidente y exige más de una alto en el camino, pero la recompensa justifica las paradas para tomar aliento para los que nos lo tomamos con calma. El sendero nos acerca hasta un hayedo, tras el cual divisamos el paso hacia los rasos de Aralar, Baratzailko lepoa. Desde aquí en dirección E. buscamos una peña rocosa, sobre la cual vemos la cercana cumbre de Intzako Dorrea. Una vez arriba, el punto geodésico a escasos metros del buzón con forma cilíndrica nos situará en el lugar más alto de las Malloak y de Aralar. Después de haber sudado la camiseta y haberse planteado por qué optamos por la opción más dura, una comprende que la recompensa merece la pena y pronto se olvida de toda duda.