Jabi Baraiazarra: «Ver la montaña como una actividad exclusivamente deportiva no tiene sentido»

– El resumen del Mendi 2022, ¿cómo lo ha visto?

– Pues como lo estamos viendo en este momento desde la terraza del Hotel Domine de Bilbao, un cielo cada vez más despejado, un ambiente montañero como los buenos tiempos y creo que definitivamente todos los nubarrones que hemos tenido estos dos últimos años de pandemia y postpandemia, pues totalmente despejados. Un festival más vivo que nunca y con un futuro tan despejado como el cielo que estamos viendo ahora mismo.

– Ha habido mucha participación femenina...

– Muchísima participación femenina y de un nivel tremendo. Año tras año, se han ido produciendo cada vez más películas, tanto con protagonistas femeninas como a nivel de dirección. No está todavía a la par, pero se nota que están viniendo generaciones de mujeres muy fuertes en todos los sentidos, tanto a nivel alpinístico de la actividad, como a nivel cinematográfico y en la producción, donde las mujeres, además de estar presentes, marcan la diferencia.

– Prueba de ello son las Becas Ternua. Hasta ahora se las han llevado todas mujeres...

– Sí, es un dato curioso ese interés. Aprovechamos para hacer una llamada a la próxima beca cuya convocatoria se abrirá próximamente y animamos a los jóvenes a que se presenten. Los resultados de las becas están saliendo bien, han sido tres temáticas absolutamente diferentes, pero con proyectos muy bonitos. Animamos a la gente joven, que está ocupadísima con sus estudios, a que den ese paso de preparar sus proyectos, que abran su mirada y se fijen en el mundo de la montaña, una temática que por ser montaña no quiere decir que tenga que ser deporte. Hay un campo totalmente abierto con temas medio ambientales, sociales, etc. y creo que la juventud tiene mucho que decir.

– Cada vez se empiezan a ver más películas no exclusivamente de la montaña enfocada al deporte, si no que se plantean temas sociales, de salud, etc. Esos temas se están mostrando en profundidad y me viene a la mente la película 'An accidental life', cuya protagonista confiesa cosas hasta inconfesables, cosas muy íntimas en su sufrimiento y rabia de haberse quedado en silla de ruedas tras una caída escalando en el Capitán…

– Sin duda. Los montañeros y todos los que hacemos deporte somos personas normales con un día a día independientemente de dónde desarrolles tu actividad, pero los problemas son lo mismos. Lo que se hace ahora es dar otro enfoque. La película que menciona es un ejemplo de ello. Es una película que impacta, la rabia de la protagonista... Esas personas que han tenido un accidente estamos acostumbrados a que se nos presenten como algo inspirador: todo va a salir bien, somos todos capaces de hacer todo, etc... Pero muchas veces no es así. La vida es muy dura. El planteamiento de la directora y la protagonista hacen una labor de desnudarse que hay que tener en cuenta, y que esto se haga a través de una película de montaña no deja de ser algo que choca. Son dos formas de vida vividas por la protagonista tan extremamente diferentes… Sin duda una de las grandes películas de este Mendi.

– Otro tema que se ha planteado como argumento ha sido una nueva forma de hacer montaña. Ir a un campo base volando. Me ha parecido una genialidad.

– Revolucionario diría yo…

– Me refiero con esto a que los contenidos de las películas se han abierto mucho más y avanzan. No se limitan a mostrar una expedición o una escalada, van mucho más allá.

– Sí y creo que es bueno que todo eso se documente. La película a la que te refieres es una muestra clara que pone de manifiesto que la evolución del alpinismo no para y esto va a suponer un avance tremendo en el alpinismo y en la exploración porque abre una puerta. Viene de la mano de la evolución tecnológica, de la innovación técnica y del desarrollo de los materiales, facilitando que lo que antes era complicado, con el conocimiento y la práctica, el ensayo-error, haya avanzado de manera que el mundo del parapente permite hacer lo que vimos en la película, que es ir volando al campo base de la montaña que quieren acometer. Por otra parte, muestra realmente qué es lo que vale del alpinismo. Cada uno va a la montaña de la manera que va y eso es aceptable siempre y cuando el respeto a la montaña sea exquisito y extremo, pero creo que vender en medios de comunicación y en redes sociales expediciones que transcurren por donde ya hace 50, 60 o70 años se subió de una manera limpia... Creo que el público no se merece esto y el festival tiene la obligación, no voy a decir de hacer pedagogía, pero sí de mostrar qué es lo que realmente tiene valor en el mundo del alpinismo.

– En estos quince años de trayectoria en el Mendi, se ha introducido el término de cultura de montaña…

– De esto se hablaba ya. De donde hemos adoptado nosotros este término es de la persona con más autoridad en esta materia, la canadiense Bernardette Macdonald, una grandísima amiga del Mendi y del País Vasco que durante casi 20 años puso el Festival de Banff en lo más alto. Y lo hizo utilizando este término, abriendo unas nuevas expectativas. Ver la montaña como una actividad exclusivamente deportiva no tiene sentido. Hablar de cultura de montaña no solamente es tener conocimiento de qué escaladas se han realizado. Va más allá. Es dar las herramientas a cualquier persona para entender qué es lo que sucede en la montaña y despertar la sensibilidad y la curiosidad para disfrutar de un amanecer, para hacer una simple caminata, adentrarse en un bosque maravilloso, mágico, hasta ir cogiendo la experiencia suficiente como para afrontar una escalada del máximo nivel. Creo que el término cultura de montaña explica lo que es el festival y da una idea de lo que es y, a nivel de comunicación nos permite dar a entender que la montaña es cultura. Desde luego ha calado este término y además enriquece. Esto quiere decir que algo bueno hemos hecho desde la comunicación del Mendi.

– Dos grandes hombres, dos grandes nombres: Eduardo Martínez de Pisón y Miguel Delibes. Un absoluto acierto tenerlos en Bilbao en el Mendi. Uno vino para recibir el prestigioso premio WOP y el otro para hablar de medio ambiente y progreso.

– Dos grandes sabios. Estamos en la obligación de mostrar cuáles son nuestros referentes. Eduardo Martínez de Pisón, un gran maestro, así como Delibes son un lujo que no quisimos desaprovechar. Nos quedamos con una frase de Delibes: 'Hoy en día el ser progresista es ser conservador'. Parece una contradicción, pero efectivamente quien se considere progresista tiene que ser conservador y eso pasa por cambiar el chip y vivir de una manera radicalmente opuesta al modo de vida que llevamos. Pero no solamente frente a la naturaleza, sino también a la vida diaria. Cambiar el ritmo urgentemente. Ahí sí que hay que ser rápidos. Ralentizar el ritmo de vida que llevamos.

– ¿Cómo se ha superado esta edición?

– Por una parte seguimos y afrontamos el Mendi del año que vienes con muchísima ilusión y mucha fuerza. Tras los dos últimos años había surgido una duda de cómo iba a ser 2022 en unas circunstancias muy parecidas a 2019. Nos ha quedado muy claro que la progresión que llevaba el Mendi en 2019 continúa tras este paréntesis. Ya habíamos percibido que la comunidad de mendizales estaban ahí, esperando el momento, como cuando te pilla una tormenta en la montaña. En el momento que ha despejado, ahí estaba el público. Ha sido un revulsivo importante para continuar con muchísimas ganas. Como sabes, no estamos quietos y siempre estamos maquinando. Ya te adelanto que creo que de cara a 2023 va a haber cambios.

– Afortunamente el Mendi se ha afianzado totalmente…

– Totalmente asentado. Seguimos con los apoyos institucionales de quienes han sido fundamentales en el desarrollo del Mendi. El resultado ahí está y no puede dejar más contentos a todas las partes. El hecho de que otros patrocinadores se vayan sumando también es importante y demuestra que hay interés en participar y en apoyar el Mendi.