Del frontón a la París Fashion Week

El nombre 'Oreka', que en euskera significa «equilibrio», captura la esencia de la pelota vasca. Este deporte, transmitido de generación en generación, exige precisión, fuerza y resistencia, valores que la marca traduce en una propuesta de moda rompedora y contemporánea, aunando comunidad, patrimonio y cultura. Cada prenda se convirtió en una exploración de texturas, volúmenes, estampados y significados, con detalles que transformaron los elementos del juego en narrativas de moda.

El uso de recortes de pelota no fueron simples detalles decorativos, sino piezas clave del diseño presentado. Además, introdujeron bustieres hechos a mano, elementos casi escultóricos en los que imitaron las costuras y la forma redonda característica del material original. El fieltro, fundamental en la pelota, adquirió un nuevo significado, aplicándolo sobre tejidos ligeros como el tul, en una combinación de técnicas opuestas que aportaron un carácter decorativo y pictórico.

El 'crochet', por su parte, se convirtió en un nuevo homenaje al xare, la raqueta empleada también en la modalidad de pelota vasca. SKFK creó piezas superpuestas que reflejaron la estructura tejida de la raqueta estableciendo otro innovador paralelismo entre la artesanía textil y el entramado del deporte.

Por último, la madera de la cesta punta, utilizada en las tradicionales cestas, también encontró un lugar significativo en la colección. Reutilizada en bustieres estructurados, este material aportó rigidez a muchas prendas, fusionando la herencia artesanal con una silueta moderna y vanguardista. Desde abrigos estructurados hasta vestidos fluidos y transparentes, estas piezas lideraron una colección que valoró tanto el estilo como la funcionalidad.

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Los bolsos siguieron esta misma filosofía de reutilización y diseño consciente. Elaborados con restos de pelota, estos accesorios transformaron un material deportivo icónico en objetos llenos de carácter representando el compromiso de SKFK con la circularidad en la moda.

A través de todos estos materiales y técnicas, las piezas especiales del desfile que se dibujaron a través de medio centenar de propuestas estilísticas, pasaron a ser un homenaje a nuestro deporte, pero también a la unión de la marca con el arte, la identidad, la sostenibilidad, el diseño y la artesanía del pasado, presente y futuro. Larga vida a SKFK.