La 'Ley Trans' llega con sabor «agridulce» para las familias vascas con niños LGTBI

Iker nació con vulva. A los tres años, explica su padre, Asier Mariezcurrena, comenzó a identificarse como un chico y poco después se presentó, «con toda su valentía», con su nuevo nombre delante de los compañeros de su clase. «Al principio venía jugando y decía 'soy un coche rojo', 'una mariposa', y luego empezó a decir, 'soy un niño'. Pensaba que sería algo pasajero pero han pasado cuatro años y de pasajero nada». Ahora ya tiene ocho, y todavía no es consciente del movimiento legislativo que mañana se aprueba y que marcará sus derechos. La nueva Ley Trans, que prevé la autodeterminación de género «sin la necesidad de prueba psicológica o médica», se aprobará en el Congreso tras una larga negociación política y social. Sin embargo, lo que pretendía ser un «hito histórico», dicen desde las asociaciones LGTBI, ha acabado quedándose «corto». Iker tendrá que esperar hasta los 14 años para cambiar la mención de su sexo en el Registro Civil cuando, hasta ahora, se permitía hacerlo desde los 12 «o incluso antes». Las negociaciones para la consecución de esta nueva ley no han sido fáciles. El primer borrador, que también preveía la autodeterminación de género, pero a partir de los 16 años, se atascó en febrero por las discrepacancias internas dentro del Gobierno del PSOE con Unidas Podemos. La elección del sexo sin ningún tipo de informe médico, un imperativo para las asociaciones LGTBI, materializó en gran medida los problemas en la negociación. El Gobierno se negó a firmar una norma que, en palabras de la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, ponía en riesgo «los criterios de identidad del resto de los 47 millones de españoles».

Las asociaciones LGTBI de todo el Estado pidieron, en consecuencia, a los organizadores de las Fiestas del Orgullo, que comienzan hoy, vetar al PSOE por rechazar la idea de que la identidad de una persona pueda basarse en el sexo sentido y no en el biológico. El Gobierno acabó cediendo y apartó a Calvo de las negociaciones, no sin antes firmar, esta última, una declaración junto con el Ministro de Transportes, José Luís Ábalos, en el que subrayaba su rechazo hacia la elección de género porque «la autodeterminación desdibuja a las mujeres como sujeto político y jurídico».

Con la nueva ley se eliminará también el requisito de hormonización a partir de los 18 años. Pero la sensación en los colectivos es «agridulce». Bea Sever, de la Asociación de Menores Transexuales, reconoce que «no pueden aplaudir el acuerdo» porque en su caso «es un retroceso». Los menores de entre 12 y 14 años que quieran cambiarse la mención de sexo tendrán que pasar por un procedimiento judicial, explica.

Iker, por lo tanto, tendrá que esperar. «Es un chasco», lamenta su padre. Los colectivos están de acuerdo en que la autodeterminación de género supone un avance, pero se lamentan de que la ley no haya cumplido las expectativas. Sever explica que las negociaciones entre colectivos y Gobierno no han fluido porque las líneas rojas de los agentes sociales eran las mismas por el lado del PSOE.

Ley vasca

Euskadi, por su parte, ya cuenta con su propia ley. En 2019, el Gobierno Vasco modificó la ley de reconocimiento de los derechos de las personas transexuales de 2012, para señalar que podían acogerse a lo establecido en la ley «sin tener necesidad de un diagnóstico o informe psiquiátrico, psicológico o tratamiento médico previo«. En este sentido, todo lo que respecta a la mención de sexo y nombre de la documentación que sea competencia de Euskadi puede cambiarse. Además, la persona solicitante recibe una tarjeta identificativa de acuerdo con su identidad de género libremente determinada.