El TSJPV confirma la condena de 20 años y medio de prisión a un hombre por maltratar y agredir sexualmente al hijo de 7 años de su pareja
La pena de un año y nueve meses impuesta por la Audiencia Provincial de Gipuzkoa a la madre del menor como autora de un delito de maltrato habitual por comisión por omisión también ha sido ratificada
El Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV) ha confirmado la condena de 20 años, 6 meses y 15 días de prisión impuesta por ... la Audiencia de Gipuzkoa a un hombre por maltratar y agredir sexualmente al hijo de su pareja cuando tenía entre 6 y 7 años. La condena de un año y nueve meses de cárcel a la madre del menor como autora de un delito de maltrato habitual por comisión por omisión también ha sido ratificada. El Superior vasco ha rechazado los recursos interpuestos por los dos acusados, que alegaron alegaron errores en la apreciación de la prueba, vulneración de su derecho a la presunción de inocencia y falta de pruebas directas y objetivas que justificaran sus condenas. Los acusados podrán recurrir aún al Tribunal Supremo.
Los hechos, que fueron juzgados entre el 4 y el 6 de noviembre, tuvieron lugar en varios episodios entre septiembre de 2017 y junio de 2018, cuando los condenados, que ahora tienen 39 y 50 años, respectivamente, convivieron como pareja junto a dos de los tres hijos menores de ella: una niña de 10 años y un niño de 6-7.
La víctima es el más pequeño, con quien el condenado «pasaba mucho tiempo» cuando su madre no estaba en la vivienda. En ese tiempo, «le agredía de forma reiterada, le castigaba dándole azotes en las nalgas y golpes con las zapatillas sobre la piel desnuda, con mordiscos, duchas de agua fría y encerrándole en una habitación a oscuras», según recoge la sentencia. Alguna de esas agresiones requirieron «asistencia facultativa».
En la vista oral, el acusado negó todos los hechos, y solo admitió haber castigado tanto al niño como a su hermana con «privarles de tiempo de estar con él, de juegos, como la play», pero no otros castigos. Sobre las marcas de mordiscos que presentaba el crío, argumentó que solían jugar a dinosaurios.
Tampoco admitió la agresión sexual. Sin embargo, el tribunal considera acreditado que, el 3 de junio de 2018, el condenado, «con intención de satisfacer su deseo sexual», condujo al menor a un baño del domicilio, donde «le golpeó los pies, le agarró la boca, le succionó el pene, le penetró analmente con su propio pene o con algún objeto y le golpeó en la cabeza». Fruto de este impacto, el niño comenzó a sangrar, por lo que primero le limpió la sangre con un papel y finalmente lo duchó y le limpió con una esponja. Como consecuencia de las agresiones descritas, el niño sufrió lesiones en las extremidades, cabeza, torso, región genital y anal, de las que tardó 31 días en recuperarse.
La madre era consciente
Los hechos, que fueron juzgados entre el 4 y el 6 de noviembre, tuvieron lugar en varios episodios entre septiembre de 2017 y junio de 2018, cuando los condenados, que ahora tienen 39 y 50 años, respectivamente, convivieron como pareja junto a dos de los tres hijos menores de ella: una niña de 10 años y un niño de 6-7.
La víctima es el más pequeño, con quien el condenado «pasaba mucho tiempo» cuando su madre no estaba en la vivienda. En ese tiempo, «le agredía de forma reiterada, le castigaba dándole azotes en las nalgas y golpes con las zapatillas sobre la piel desnuda, con mordiscos, duchas de agua fría y encerrándole en una habitación a oscuras», según recoge la sentencia. Alguna de esas agresiones requirieron «asistencia facultativa».
En la vista oral, el acusado negó todos los hechos, y solo admitió haber castigado tanto al niño como a su hermana con «privarles de tiempo de estar con él, de juegos, como la play», pero no otros castigos. Sobre las marcas de mordiscos que presentaba el crío, argumentó que solían jugar a dinosaurios.
Tampoco admitió la agresión sexual. Sin embargo, el tribunal considera acreditado que, el 3 de junio de 2018, el condenado, «con intención de satisfacer su deseo sexual», condujo al menor a un baño del domicilio, donde «le golpeó los pies, le agarró la boca, le succionó el pene, le penetró analmente con su propio pene o con algún objeto y le golpeó en la cabeza». Fruto de este impacto, el niño comenzó a sangrar, por lo que primero le limpió la sangre con un papel y finalmente lo duchó y le limpió con una esponja. Como consecuencia de las agresiones descritas, el niño sufrió lesiones en las extremidades, cabeza, torso, región genital y anal, de las que tardó 31 días en recuperarse.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión