«Me siento culpable y pido perdón a la víctima»
El presunto violador en serie de Gipuzkoa afirma que no recuerda la agresión a una chica en 2015 en Lasarte-Oria porque estaba drogado
En una declaración casi idéntica a la que realizó en el juicio por la violación de una joven en Beasain, celebrado a finales de enero, ... el acusado por la agresión sexual de Lasarte-Oria, G. G. C., aseguró este lunes que no recuerda nada debido al consumo de alcohol, fármacos y drogas que realizó la madrugada del 1 de enero de 2015. Pese a ello, y debido a que su ADN se encontró en el cuerpo de la víctima, dijo que no puede negar que lo hizo. «Me siento culpable. Me arrepiento y pido perdón. Estoy muy mal».
El presunto violador en serie, un varón de origen rumano de 37 años que solo respondió a preguntas de su abogada, declaró que aquel día estuvo bebiendo «bastante» alcohol antes y después de la cena, que también ingirió fármacos por un tratamiento que tomaba contra la depresión (ansiolíticos), y que también consumió drogas. «Estaba enganchado a unas sustancias químicas que eran anfetaminas y éxtasis y a veces tomaba cocaína o heroína. Consumía bastante, los fines de semana y también entre semana», aseguró.
Debido a esa intoxicación, afirmó que «a veces no recordaba nada hasta un día o dos después», y que aquella noche no recordaba ni haber estado en Lasarte-Oria ni haber abordado y violado a la víctima. «No recuerdo haber estado allí ni con quién estuve esa noche. Estaba bajo los efectos de los medicamentos y luego bebiendo y no me acuerdo». «¿Es consciente de que su ADN fue encontrado en el cuerpo de la víctima?», le preguntó su abogada. «Según el sumario, sí. No puedo negarlo. No lo niego», contestó él. «¿Qué siente al saber que todas las pruebas apuntan a usted?», continuó la letrada. «Me siento culpable. Me arrepiento y le pido perdón. Estoy muy mal. Y voy a indemnizar a la víctima hasta el último céntimo», una frase que también utilizó en el juicio pasado.
Sobre la causa de su depresión, explicó que surgió a raíz de las muertes de su tío y de su padre. «Pedí ayuda en varias ocasiones y siempre me daban un tratamiento, pero no me mandaban a un especialista». Esa situación le causó, según declaró, «perder el trabajo, me he divorciado de mi mujer y he tenido problemas con camellos y gente que vende droga». Aseguró que está en tratamiento desde 2009 con diazepam, «tenía recetado uno por la mañana y uno por la noche», pero cuando quería más recurría al «mercado negro».
Su letrada también le preguntó sobre su relación con el sexo a lo largo de su vida. El hombre señaló que sus primeras relaciones sexuales «fueron con 8 o 9 años, con una chica mayor que yo». «Empecé muy joven y después de estas tragedias», en referencia a las muertes de sus familiares, comenzó a tenerlas «más a menudo y más impulsivo». La abogaba le preguntó si el sexo se había convertido en algo «obsesivo» para él, y respondió que «sí, a veces sí».
Ocultando su rostro
Al igual que en su primera comparecencia ante la Justicia, el acusado se mantuvo ayer en todo momento cabizbajo, con los ojos cerrados y las manos entrelazadas sobre la mesa. Trató de cubrir su rostro con una mascarilla negra y con una capucha que la magistrada presidenta de la sala, María José Barbarín, le pidió hasta en dos ocasiones que se retirara. Aunque en la sala había una intérprete de rumano, el hombre no necesitó de traducción y declaró en castellano. Ayer se dio la circunstancia de que el coche policial que trasladó al acusado desde la cárcel de Martutene no pudo acceder a las instalaciones por una avería en la puerta, por lo que el acusado entró caminando y pudo ser captado por las cámaras, aunque sin mostrar su rostro.
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