Un palimpsesto es un escrito que se ha reciclado. Por ejemplo, un pergamino, en el que se ha borrado el texto original y se ha ... escrito encima. Hoy puede parecer aberrante, pero en una época donde el pergamino, que se hace con piel de animales, era carísimo, tenía todo el sentido del mundo. Hace años, en una colaboración en el Diario Vasco, abordé precisamente uno de los palimpsestos más célebres: el de Arquímedes. En él, bajo un texto litúrgico escrito por un monje anónimo en el siglo X, se ocultaban reflexiones matemáticas extraordinarias que habían permanecido dormidas durante siglos.
Ya en el XIX, el académico Constantin von Tischendorf, durante una visita a Estambul, intuyó que algo se escondía bajo la tinta de aquel monje anónimo. Fue entre 1998 y 2008 que, gracias a técnicas de imagen multiespectral —infrarroja, rayos X, ultravioleta— y software especializado, se logró descifrar el texto oculto.
Ahora, un equipo liderado por J. L. Salmerón (Universidad CUNEF, Madrid) propone reconstruir palimpsestos mediante inteligencia artificial, sin necesidad de costosos equipos ópticos. Redes neuronales, modelos sintéticos y algoritmos matemáticos permiten leer lo borrado con una precisión asombrosa
Este es otro ejemplo de lo que puede lograrse cuando la IA se pone al servicio del conocimiento. Lo que no implica aceptar sin crítica la inflación de expectativas que hoy se propaga, algunas francamente delirantes.
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