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La plantilla del aeropuerto de Hondarribia urge «más inversión» para adecuar los servicios al aumento de viajeros
Recuerdan que la cifra de usuarios se ha duplicado en diez años y critican las «deficiencias» en las prestaciones al pasajero y en seguridad por «falta de ambición»
«La cifra de pasajeros ha aumentado un 50% desde 2019, e incluso se ha duplicado si nos remontamos a 2014, pero ni las instalaciones, ... ni los servicios que se prestan, ni el tamaño de la plantilla se han adecuado a la nueva realidad. Y se notan las deficiencias».
Los trabajadores del aeropuerto de Hondarribia se «felicitan» del momento dulce que vive la pista guipuzcoana con la llegada de nuevas aerolíneas y rutas tras la pandemia, que permitieron cerrar el año pasado con el récord histórico de 482.662 viajeros, un 51,8% más que los 320.440 que pasaron por la terminal en 2019 y casi el doble que en 2014, cuando no se llegó a 250.000.
Pero censuran que este crecimiento «no ha venido acompañado de las actuaciones e inversiones necesarias para acompasar la cantidad y calidad de las prestaciones que se ofrecen a los usuarios». El resultado es, en su opinión, una instalación «insuficiente e incómoda». Achacan estas «carencias» a una «falta de ambición» por parte de los responsables del aeródromo y de Aena, a quienes reclaman «más interés por dignificar esta pista y adecuarla al número de usuarios a los que atiende en la actualidad».
Este periódico se ha reunido con un grupo de trabajadores de diferentes áreas del aeropuerto, tanto de la propia Aena como de alguna de las aerolíneas que operan en él, y de empresas subcontratadas prestadoras de servicios.
Urinarios, Reino Unido y aduana
La enumeración de cuestiones a mejorar se amontonan durante la conversación. En lo que afecta a los viajeros, una ya conocida es que «apenas hay dos tornos para acceder a la zona de embarque. Si ya parece justo, cuando se estropea uno de ellos, cosa que ya ha sucedido, se forman unas colas tremendas, especialmente a primera hora de la mañana cuando coinciden los vuelos a Madrid y Barcelona».
Por esos tornos, además, no pasa una silla de ruedas ni determinados carros de bebé, por lo que cuando aparece algún viajero con uno de estos, necesita acceder por otro sitio, teniendo que abrirse una puerta de servicio.
«Somos 35-36 empleados para 500.000 viajeros; en Zaragoza hay más de 100 para 700.000 usuarios»
Otra queja recurrente de los viajeros es la escasez de urinarios. «Hay tres áreas de váteres. Antes eran dos en la zona abierta al público y una en la de embarque. Al sucederse las quejas de los viajeros por la escasez de servicios en el embarque, se ha ampliado esta zona y 'ha absorbido' uno de los puntos de lavabos. Ahora hay dos en el embarque pero uno solo en la zona exterior», explican.
Consideran que «estrecheces» como estas «no tienen por qué producirse. Toda la planta superior del aeropuerto está inutilizada. Si hay el doble de pasajeros, parece lógico pensar que se podría acondicionar la segunda planta para ampliar instalaciones y servicios», reclaman. «Solo hace falta interés y dinero».
Las limitaciones de infraestructura dan lugar a situaciones «vergonzosas», denuncian los empleados. Una de las carencias es la falta de áreas de llegada diferenciadas para vuelos procedentes del espacio Schengen (libre circulación de personas en la UE) y de otros países, a los que hay que controlar el pasaporte. «Como Reino Unido no forma parte de Schengen, y no se pueden mezclar los viajeros, y como en Hondarribia solo hay una puerta de salida de la pista hacia la recogida de maletas y a la terminal, cuando coinciden dos llegadas de Londres y Barcelona, por ejemplo, a los de Londres, aunque hayan llegado antes, hay que apartarlos y deben esperar en fila junto a la pared y/o bajo la tejavana de la pista a que pasen los del otro avión». «He llegado a contar por este motivo hasta 45 minutos de espera de un pasajero procedente de Londres hasta que le sellan el pasaporte», rememora uno de los empleados.
Seguridad
Por otro lado, la «inexistencia de una zona privada de control aduanero hace que las maletas se abran a la vista del resto de pasajeros, invadiendo la intimidad de la persona cuyo equipaje es sometido a inspección».
«Tampoco hay personal de información o atención al viajero», continúan. «En su lugar hay un tótem con una pantalla pero no funciona, así que los agentes de información somos cualquier trabajador que está cara al público o que pasa por la terminal en un momento dado».
Recuerdan que «con el plan de eficiencia de Aena de 2012 la plantilla en Hondarribia se redujo de 53 a 35 trabajadores. Y seguimos así. Somos 35 o 36 empleados para casi 500.000 pasajeros anuales. En Zaragoza, con 700.000 viajeros, hay más de cien trabajadores», comparan.
Sin llegar a la plantilla de la capital aragonesa, sí piden un aumento «mínimo» de 12 personas, solo en personal de Aena: «4 asistentes de pasajeros, 4 señaleros (guías de los aviones en la pista), 2 bomberos, una persona más de mantenimiento y otra de operaciones».
Alertan de que este déficit de personal «afecta a la seguridad». «No hay señaleros; hay solo una persona para echar combustible a los aviones, que además lo hace con una iluminación muy insuficiente en pista; el personal de limpieza o de la cafetería deben llevar la basura a los contenedores que hay junto a la gasolinera, cruzándose con coches en marcha...».
A ello añaden la inexistencia de servicios «básicos» como una sala de objetos perdidos –estos se llevan a la Policía Local de Hondarribia–, taquillas u «horarios restringidos, porque si llegas más de dos horas antes del vuelo, no puedes facturar».
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