«Pensamos que eran los maullidos de un gato pero al acercarnos vimos su mano»
J.P.
SAN SEBASTIÁN.
Martes, 11 de diciembre 2018, 06:40
La niña cumplió dos años el pasado 21 de noviembre. Se llama Ane y debe la vida a dos jóvenes: Eneko Moro y Williams Sciacca, camareros de una cervecería donostiarra. Fueron ellos los que escucharon sus llantos y descubrieron su cuerpo entre las bolsas de la basura. Ambos se dirigían al Paseo Nuevo a recoger su coche al término de la jornada laboral cuando escucharon un llanto procedente de uno de los contenedores. Eneko asomó la cabeza por encima del container y echó un vistazo al interior. El recipiente no tenía tapa. Hurgó entre los desechos, apartó unas cuantos plásticos y vio el brazo de la pequeña, que estaba envuelta en una tela de color negro.
Los dos amigos pidieron ayuda e interceptaron la marcha de un vehículo en cuyo interior viajaban dos agentes de la Ertzaintza de paisano. Acompañados por los camareros, los policías se dirigieron al contenedor y confirmaron la veracidad de los hechos. Uno de los ertzainas recuperó a la niña y la introdujo en el vehículo policial antes de evacuarla al Hospital Materno Infantil. La pequeña pesaba dos kilos y seiscientos gramos.
Los camareros revivieron ayer aquellos momentos. Explicaron que escucharon unos «ruidos extraños» y que al asomarse al contenedor y revolver entre «las bolsas vi la mano de la niña. Estaba llorando. Llamamos al 112 y Williams detuvo la marcha de un coche que pasaba por el lugar y les explicamos lo que había sucedido», indicó Eneko Moro. El relato de Williams Sciacca fue similar. «Al principio me parecieron que eran maullidos de un gato pero al acercarnos le vimos la mano». También testificaron los agentes que finalmente trasladaron a la niña al hospital.