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El cardenal prefecto para la Educación y la Cultura de la Santa Sede, el portugués José Tolentino de Mendonça, se encuentra de visita en Gipuzkoa, donde esta semana ha inaugurado el año jubilar 2025. Con una agenda repleta de citas, estos días recorre el territorio ... para «animar» el jubileo. Es más, este lunes fue el encargado de oficiar en la catedral del Buen Pastor de Donostia una solemne misa para dar comienzo al año jubilar en el territorio. Es el enviado del papa Francisco «para este momento tan importante», en el que el 75 aniversario de la Diócesis de San Sebastián coincide con el año jubilar.
«El Santo Padre envía su bendición apostólica para este tiempo de esperanza y renovación», aseguró este martes en Donostia el enviado del Vaticano -que además empieza a sonar en algunas de las quinielas para suceder al papa Francisco-, acompañado del obispo de San Sebastián, Fernando Prado. En un encuentro con los medios de comunicación que se retrasó por una urgencia que tuvo que atender vía telefónica, reflexionó sobre temas como la incorporación de la mujer a determinados cargos en la Iglesia católica y el descenso de vocación y fieles.
«Vivimos un cambio de tiempo, de época», admitió. Y «la Iglesia y los cristianos quieren contribuir para calificar humanamente este tiempo, recordando los grandes valores». Como ejemplo de estos cambios se encuentra justamente el reciente nombramiento del Papa a la primera mujer al frente de un 'ministerio', como es la monja italiana Simona Brambilla, que será prefecta del dicasterio que supervisa las congregaciones religiosas. «Hoy existe una conciencia muy fuerte de que las comunidades necesitan valorar más el papel de las mujeres, y que en el gobierno de la Iglesia la dimensión femenina, su inteligencia y sensibilidad estén también representadas. El nombramiento del papa Francisco es histórico. Es un signo que muestra la voluntad de la Iglesia de incluir el protagonismo de las mujeres».
Otro de los aspectos que también «se han reforzado mucho es la participación de los laicos. Tiene que existir una conciencia más activa del papel de los fieles en las estructuras y los consejos de la Iglesia», dijo el prefecto. De ahí que en varias ocasiones se haya hablado de «la oportunidad de abrir nuevos ministerios donde los laicos puedan ejercer su misión y su participación. Por ejemplo, el ministerio de la Escucha. Vivimos en sociedades muy fragmentadas y polarizadas, donde la soledad es una enfermedad que nos afecta a todos como sociedad. Por eso la Iglesia necesita escuchar más y mejor», insistió.
Estos nuevos ministerios laicales no serían de sustitución de los ministerios de los curas, pero lo que parece claro para Tolentino de Mendonça es que «la Iglesia del futuro será una Iglesia donde los laicos tendrán un papel más importante y eso ayudará a definir mejor el papel de los consagrados».
En este sentido, aseguró que «la Iglesia es también joven. No es una institución o una experiencia que solo interesa a los mayores. Es transgeneracional, para los abuelos y para los nietos». Y, en este contexto, «tanto nuestras sociedades como la Iglesia está llamada a escuchar más a los jóvenes, que están muy aislados. Nos olvidamos de escuchar su voz, y hoy no es fácil ser joven».
También reflexionó sobre la inteligencia artificial, que es «una herramienta, pero no deberíamos llamarle inteligencia, porque esto es equívoco. Es una herramienta tecnológica muy importante, que puede ayudar mucho». Sin embargo, tiene que «estar sometida a las necesidades de la persona humana y no debemos pensar que resolverá todos los problemas ni que ganará un protagonismo mayor. El protagonismo debe ser de las personas y de las sociedades, que deben crear criterios éticos para una justa utilización de esta extraordinaria herramienta», que sirve «de ayuda» en varios campos, como la medicina o la enseñanza.
Pero «la inteligencia artificial no es un nuevo mesías ni la solución a todos los problemas. Tenemos que estar más juntos como sociedad y decidir así hacia dónde queremos caminar. Un camino fraternal y de justicia es un camino de armonía para todos, y eso es lo que tenemos que construir», reflexionó el cardenal.
Da la casualidad de que Tolentino de Mendonça, que este martes visitó el Santuario de Arantzazu antes de participar en un acto con personalidades del mundo de la cultura y autoridades en el Aquarium de Donostia, tiene una relación con los misioneros vascos desde hace tiempo.
Estuvo en Angola cuando era muy joven y casualidad «los primeros curas» que asistió su familia en la parroquia donde vivió en Angola eran vascos. «Por eso tengo ese vínculo. No solo a África, que es un continente tan importante para ahora y para el futuro, sino también con vuestras gentes y el espíritu misionero del pueblo vasco».
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