La calle de la memoria
1943 | El gobernador civil perdonaba arrestos y multasLa calle de la Memoria de hoy desemboca en la Semana Santa donostiarra de hace ochenta años, con sus numerosos y concurridos cultos, con sus ... dos procesiones, con sus indultos.
La florida y confusa retórica franquista hacía que no resultase muy concreta, pero en la edición de DV del 24 de abril de 1943, «Sábado de Gloria», apareció una nota del Gobierno Civil de Guipúzcoa que informaba de que había perdonado multas y arrestos.
«Siguiendo la tónica general que inspira las gestiones del Gobierno del nuevo Estado, cumpliéndose así la norma tradicional que con motivo de las festividades religiosas de la Semana Santa asocia a estas fechas el ejercicio de la facultad de perdón inherente a la Autoridad, por el excelentísimo señor gobernador civil se ha dedicado atención preferente durante esta semana al estudio de los diversos asuntos pendientes de informe o ejecución de sanciones gubernativas, para acordar, como en definitiva así lo ha dispuesto con esta fecha, la libertad de los incluidos en aquella remisión y que sufren o habrían de sufrir arresto personal o multa».
1943
«Con buen tiempo, animación grandísima y la solemnidad que requieren» se celebraron los cultos y procesiones de la Semana Santa de hace ocho décadas. El gobernador civil ejerció «la facultad de perdón inherente a la autoridad»
Después de leer esto se hace hasta ligero un texto del diario, inevitablemente contagiado del estilo de la época, que destacaba que Jueves y Viernes Santo se habían celebrado en San Sebastián «con buen tiempo, animación grandísima y la solemnidad que requieren».
«El Jueves Santo fueron millares las comuniones que se administraron en las parroquias e iglesias de nuestra ciudad –afirmaban hace ochenta años, antes de acumular adverbios–, viéndose igualmente extraordinariamente concurridos los oficios divinos, así como ayer. Durante los dos días ha sido incesante el desfile de fieles ante los Monumentos, y tanto los sermones del Mandato y de la Soledad, como las horas santas y los de las Siete Palabras, han sido escuchados por verdaderas multitudes enfervorizadas por la elocuencia y unción de los oradores sagrados».
«Asimismo han sido ciertamente admirables las interpretaciones de música sacra de las Schola Cantorum y coros parroquiales».
La «clásica» mantilla
En aquel balance con la Semana Santa de 1943 aún sin concluir apuntaban que «aprovechando la bondad del tiempo muchas mujeres lucían la clásica mantilla que tan bien enmarca los rostros y la belleza de nuestras compatriotas».
El tiempo soleado sólo se rompió en una ocasión: «Brillantísima resultó la gran procesión del jueves a cuyo lucimiento tanto contribuye la Real Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, a pesar de que hubo una amenaza de lluvia que, afortunadamente, no pasó a mayores».
El Viernes Santo muchos se daban un buen madrugón: «Ayer, a las seis de la mañana, se rezó en la Avenida un Viacrucis con enorme afluencia de devotos y también estuvo concurridísimo el tradicional Calvario que se reza, a la misma hora, en el monte Urgull».
El Viernes Santo, en la procesión del Santo Entierro anotaban una novedad: «La figura de Cristo yacente no iba en la urna que tantos años hemos visto. Se ha colocado sobre unas andas nuevas, proyectadas por el arquitecto señor Lagarde y regalo de un piadoso feligrés de la parroquia de San Vicente».
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