La calle de la memoria
1940 | Productos para recuperar las fuerzasLa Guerra civil y el hambre que muchos pasaron en los primeros años de postguerra hizo flaquear la salud de buena parte de la población. ... Por eso no extraña que aparecieran tantos anuncios de reconstituyentes y jarabes vigorizantes.
Concretamente, si nos fijamos en la edición de EL DIARIO VASCO del 29 de mayo de 1940, detectaremos unos cuantos. No faltaba el del «vino Ona», que era un vino quinado reconstituyente que fabricaban en Bilbao...
«Poderoso tónico-fortificante Vino Ona. Da salud, vigor, fuerza y apetito. Una copita antes de comer. Producto del Doctor Arístegui. Grandes premios y diplomas de honor en las exposiciones de París, Londres y Roma. Recomendado por las eminencias médicas. Venta en farmacias».
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Los donostiarras estaban débiles en la postguerra. La publicidad les ofrecía fortificantes y reconstituyentes casi milagrosos: «Las mejillas toman color, el cansancio desaparece, el vigor retorna, vuelve el apetito y las fuerzas aumentan...»
Otro producto típico de aquellos años que despachaban las farmacias donostiarras era el jarabe Hipofosfitos Salud. En su publicidad aparecía la imagen de una mujer con aspecto de estar mareada y un texto impactante...
«Víctima de la anemia. Parece que un torbellino anula su voluntad. Sufre mareos, cansancio, pesadillas. Apenas come y sus mejillas están pálidas. Lectora, si a usted le aquejan estos síntomas tome el JarabeSalud. Es un poderoso reconstituyente recomendado por los médicos, cuyos efectos determinan una mejoría rápida. Las mejillas toman color, el cansancio desaparece, el vigor retorna, vuelve el apetito y las fuerzas aumentan».
El frasco del jarabe de Hipofosfitos Salud costaba en 1940 5,05 pesetas. Añadían que «puede tomarse en todas las épocas del año».
Encima de su anuncio publicaba DV otro en el que se veía la ilustración de un hombre arando un campo y un lema muy agrícola: «El fósforo es necesario a la vida como el arado a los campos».
Promocionaban Fósforo Ferrero, que, por si ustedes no lo sabían, «por su alto contenido en fósforo y vitaminas, compensa la pobreza de la alimentación común, superalimenta el organismo reparando el desgaste diario a que está sometido por excesivo trabajo intelectual y físico, regulariza las funciones esenciales del cuerpo humano, tonifica el cerebro, la sangre y los músculos, equilibra el sistema nervioso, proporciona un bienestar que es fuente de salud constante y de optimismo».
Contra la sarna
Con Fósforo Ferrero, Hipofosfitos Salud y Vino Ona puede que recuperásemos el tono vital, pero acaso necesitásemos ayuda contra un mal de la piel extendido entonces, la sarna.
En el diario del 29-V-1940 había dos anuncios de productos que actuaban contra ella. Barachol prometía «curación garantizada sin baño ni desinfección de ropas, aplicando la pomada sólo en las manos» (el tubo costaba 6 pesetas) y Sulfi-Sarn, una «curación radical sin baño» contra los picores (a 5 pesetas el frasco normal y 7 el grande).
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