1925 | «Un hipotético carabinero» y su esposa estafadora
Una mujer vendía joyas falsas mientras contaba que su marido se había jugado el sueldo a las cartas. Titularon el caso 'La esposa apócrifa de un hipotético carabinero, la fábula del tute y las alhajas falsas'
En la prensa donostiarra de antaño encontramos con frecuencia largos y enrevesados titulares que yuxtaponían varios elementos. No aclaraban el contenido de la noticia, pero ... intrigaban lo suyo.
Por ejemplo, en la edición de 'La Voz de Guipúzcoa' del 31 de julio de 1925, leemos estos títulos: 'Los accidentes automovilistas, el Quijote y la Biblia', sobre la vista de un caso de atropellamiento en el transcurso del cual el abogado Redondo se dedicó a citar a Cervantes e incluso a los evangelistas.
O un encabezamiento confuso donde los haya: 'El dinero del 'cashero': En los Bancos, se pierde, y, escondido, lo encuentran'. Abría una escueta información sobre el hurto de 132,75 pesetas en el caserío Campo-Eder de Ibaeta.
El mismo día, 'La Voz de Guipúzcoa' se superaba con el titular 'La esposa apócrifa de un hipotético carabinero, la fábula del tute y las alhajas falsas'. No nos resistimos a leer completo aquel caso de estafa, redactado en el estilo de hace un siglo...
«Una vecina de Madrid, donde se domicilia en la Plaza de las Vistillas, número 5, primero, llamada María Quiñones, de 26 años, llegó a San Sebastián con objeto de pasar el verano y, de paso, sorprender la buena fe de cuantas personas pudiera. El día 16 estuvo en Rentería y entabló conversación con Graciana Mora García, a la que le dijo que su marido, que era carabinero, se había jugado el sueldo del mes al tute y se encontraba muy necesitada, por lo que le proponía la venta del reloj de pulsera que llevaba, y la de un anillo».
«Graciana, enternecida, se los compró en 175 pesetas, creyendo, como la vendedora le indicó, que eran de oro de ley. Pero luego se enteró de que eran falsos reloj y anillo, y presentó una denuncia en la Comisaría. María Quiñones fue detenida y llevada a la Comisaría, donde confesó su delito».
Pero aún hubo más...
«Estando en esta diligencia, llegó a la Comisaría el oficial de Carabineros, don Vicente Aiguabella Castro, domiciliado en Pasajes, quien denunció que, hace unos días, se presentó una mujer en su domicilio, diciéndole que era esposa de un cabo del Cuerpo, cuyo nombre le dió, y que su marido se había jugado la paga –el mismo cuento que a la de Rentería– por lo que, encontrándose necesitada, iba a proponerle la compra de un par de pendientes, una cadena pulsera, un anillo y un reloj de pulsera».
La misma estafadora
Le llevaron a su presencia a la detenida María Quiñones, y resultó ser la misma que había estado en su casa, y que, aprovechándose de la fama de jugadores de los carabineros, iba colocando joyas falsas por ahí.
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