1911 | Compras y permutas en el Centro

Hagamos un poco de historia: la Corporación municipal trabajaba, simultáneamente, en permutas y compras de terrenos para llevar adelante grandes proyectos entre los que, en esta ocasión, caben destacar el Instituto, las Escuelas de Artes y Oficios, la Fábrica de Tabacos y el Palacio de Justicia, todos ellos relacionados entre sí y, en principio, vinculados con la calle Garibay. Permutados o pagados los unos con los dineros recaudados por la venta de otros, escribían los cronistas que «la manzana de casas formada por la plaza de Guipúzcoa y las calles Peñaflorida, Andía y Garibay, son una perita en dulce». El Palacio Provincial, el Gobierno Civil y el Instituto, trasladado a la calle Urdaneta, ya eran una realidad. Con las 400.000 pesetas obtenidas por la venta del Instituto se construyó el Palacio de Justicia, en la calle San Martín. La Fábrica de Tabacos (hoy Kutxabank) fue trasladada en 1913 a terrenos de Atocha y quedaba la esquina que nos ocupa en este comentario.

Era necesario adaptar el edificio y para ello se aprobaron las siguientes (aquí resumidas) condiciones: el Estado abonaría al Ayuntamiento las antes mencionadas 400.000 pesetas, pagaderas en tres anualidades de 203.000 pesetas, pues quedaban sumados los gastos de gestión; el proyecto sería aprobado por el arquitecto municipal con un presupuesto de 209.140 pesetas.

Una Junta Local, con atribuciones, se encargaría de inspeccionar y vigilar las obras, siendo labor de la Dirección General tramitar que, los pagos correspondientes fueran incluidos por el Gobierno en los presupuestos generales del Estado. La escritura de lo acordado se otorgó al año siguiente en Madrid ante el notario Pedro Tobar, y las obras, subastadas, fueron adjudicadas a Bartolomé Lasarte por 187.000 pesetas.

El Ayuntamiento firmó la recepción definitiva y entrega del edificio el año 1914, y al año siguiente «se dio por enterado por la R.O. en la que se declaraban terminados los trabajos de adaptación».

El año 1950, el presidente de la Caja de Ahorros Provincial, informó que el director general de Correos había preguntado a la Diputación si le interesaría comprar el edificio de Correos, frontero con dicha Caja de Ahorros. La propuesta contenía los siguientes cambios: la caja de ahorros cedería al Ayuntamiento las propiedades que tiene en el monte Ulía, que podrían convertirse en parque público, al tiempo que el municipio cedería a la caja el edificio de la Escuela de Artes y Oficio, para que dicha entidad de ahorro y el ministerio de la Gobernación pudieran trocarse solares entre sí, es decir: que la Escuela pasara al Estado para instalar Correos en su solar de la calle Urdaneta, y el edificio de Garibay se utilizara para ampliar la sede de la entidad de ahorro. Así concluyó la historia de aquel edificio en el que las sacas eran lanzadas al aire por la ventana de la calle Andía, cercanas a los buzones con cabeza de león, hasta alcanzar el carro que las conducía al camión de reparto.