«Desde que llegamos de China a Donostia estamos en cuarentena en casa para evitar sustos»
Jin y su mujer viajaron a Zhejiang para pasar el Año Nuevo chino con la familia y a su regreso han decidido cumplir un aislamiento voluntario
Jin (nombre ficticio) jamás olvidará el Año Nuevo chino de 2020, el de la rata de oro. Desde que vive en Donostia con su ... mujer aprovechan esta fecha marcada en rojo en su calendario para visitar su país de origen y celebrar estos días en familia. A finales de enero se subieron a un avión rumbo Shanghái. Allí, cogieron un tren que les llevó a Zhejiang, al sur, donde nació. Hasta ahí todo normal, si no fuera porque su estancia coincidió con el momento en el que estalló el brote del coronavirus. Durante sus 22 días en China pasaron «más de la mitad» encerrados en casa. Ahora, a su vuelta, han hecho lo mismo en su piso de San Sebastián. Llegaron el pasado domingo día 16 y estarán sin salir hasta este viernes. Por recomendación de la asociación china de Euskadi, han decidido hacer una cuarentena voluntaria «para evitar sustos y prevenir posibles contagios».
Antes de nada, Jin quiere dejar claro que tanto él como su mujer están «asintomáticos». Durante su estancia en China casi no pisaron las calles, «estaban todas vacías y había que pedir permiso al Ayuntamiento para salir». Además, había «muy pocos» comercios abiertos. Algún supermercado y farmacias, «nada más».
«Cuando bajamos del avión en Loiu cogimos el coche, que estaba en el parking, para no usar el transporte público»
En cualquier caso, y pese a los diversos controles a los que se sometieron durante el viaje de vuelta -antes de subirse al ferrocarril para ir al aeropuerto y de montarse al avión para volver a Europa les tomaron la temperatura-, les parece «fundamental» anticiparse. No se quitaron la mascarilla hasta aterrizar en Munich, donde hicieron escala para coger otra aeronave a Loiu. Una vez en Bilbao, fueron «directamente» al coche, que su hijo les había dejado aparcado en el parking del aeropuerto, y «evitamos el autobús. Después, a casa. Desde entonces no hemos vuelto a salir», explica al otro lado del teléfono.
Han pasado ya el ecuador. Les quedan solo unos cuantos días de 'arresto', aunque, según dicen, no se les está haciendo difícil. «En China también estuvimos dos semanas en casa. Esto es solo la prolongación». En cualquier caso, allí estaban con el resto de familiares; aquí están solos. Son unos «afortunados» porque su hijo no vive con ellos. Si no, no podrían haber realizado la cuarentena en casa. «No podemos estar en contacto con nadie más». A los que no corren la misma suerte, la asociación china de Euskadi les echa una mano y «les ayuda poniéndoles un piso. También con la comida o lo que sea que necesites. Te la llevan a casa», apunta Jin, que se ha tomado tan en serio estas medidas de precaución que ha optado por enviar él una foto, aunque no quiere ser reconocido, en vez de que un fotógrafo se acercara.
Leer, ver la televisión...
Estar tantos días seguidos entre las mismas cuatro pareces puede resultar tedioso, pero Jin ha sabido sacarle provecho a la situación. «Leo, veo la televisión y me informo de la situación en China y del coronavirus... Las noticias que me llegan son cada vez más positivas», insiste. Pero no solo trabaja su intelecto. «Jugamos al ping pong y camino por los pasillos. Hago deporte en la habitación... No sabes cuántas cosas se pueden hacer sin salir de casa», ríe.
La asociación china de Euskadi recomienda a los compatriotas que vuelven del país asiático estar en aislamiento catorce días
Además de la lista de actividades, que se completa con «comer, tomar el té y dormir entre otras», se mantiene en continuo contacto telefónico con las empleadas de su tienda. «Es importante que cumplamos el plazo de los catorce días en casa, pero no podemos dejar de trabajar. Hay que sacar el negocio adelante aunque sea desde la distancia».
Pese a que se muestra «optimista» con la evolución del COVID-19, no esconde su «preocupación» por la cantidad de vidas que se ha cobrado el virus. Por eso, insiste, «nos tomamos en serio estas medidas que nos hemos autoimpuesto. Queremos hacer las cosas bien y que la gente no tenga una mala imagen de nosotros».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión