Juzgan al condenado por la 'casa de los horrores' por allanar la casa de su expareja

Según recoge el escrito de acusación de la Fiscalía, el acusado estaba siendo investigado por un delito de violencia de género por el cual el Juzgado de Violencia de la Mujer de Donostia acordó en diciembre de 2020 imponerle una serie de medidas cautelares sobre su expareja, consistentes en la prohibición de aproximarse a una distancia inferior a cien metros del domicilio de la mujer en San Sebastián o a cualquier lugar donde se encontrase. Asimismo, se le prohibía comunicarse con ella por cualquier medio durante el tiempo de tramitación de la causa.

El acusado recibió la notificación de este auto, bajo el apercibimiento de que si quebrantaba todas esas medidas estaría cometiendo un delito. A pesar de ello, en su escrito de acusación el Ministerio público señala que el 9 de agosto de 2021 por la mañana el hombre acudió a la casa de su expareja y accedió a su interior por el balcón, donde había una puerta batiente.

Una vez dentro, y aunque la mujer le dijo en reiteradas ocasiones que se marchara, el hombre hizo caso omiso y «le agarró la mano y se la apartó» para evitar que ella llamase a la Policía. Lo que no pudo evitar es que ella apretara el botón de un dispositivo sanitario de emergencia que llevaba encima. Al ver que había activado la alerta, el hombre huyó rápidamente por el balcón.

Por el delito de allanamiento de morada el Ministerio Público pide dos años de cárcel y por el de coacciones leves, un año. Esta previsto que hoy, además de la selección de los miembros del jurado (9 titulares y 2 suplentes), se produzca la declaración del encausado.

Este hombre, de origen magrebí, se encuentra en prisión por el caso de 'la casa de los horrores', por el que fue condenado en primera instancia a 7 años de prisión, si bien esa pena fue recientemente elevada en apelación por el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, hasta los 10 años 8 meses. Según se recoge en sentencia, fue condenado por estafar y maltratar a su mujer, quien vivió durante meses en Donostia con dos perros rodeada de sus excrementos, sin apenas comida y en condiciones de salubridad «deplorables». Se conocieron en Túnez en 2009 en un viaje que hizo ella a la ciudad, se casaron y él se mudó a San Sebastián. En 2014 la mujer recibió la incapacidad laboral, circunstancia que aprovechó su marido para «gestionar de manera exclusiva el patrimonio e ingresos de su mujer para su propio beneficio», según se recogió en sentencia. Todo ello a la vez que «impedía a la mujer atender sus necesidades personales más básicas, como las alimenticias y de salud, incluyendo la compra de medicamentos».