Un juzgado de Donostia condena a la UTE que proyectó la planta de compostaje de Epele por defectos en la instalación
El centro, inaugurado por EH Bildu en 2015, no pudo entrar en funcionamiento hasta 2018 tras unas reparaciones que costaron medio millón de euros
El Juzgado de Primera Instancia de San Sebastián ha condenado a la UTE a la que GHK (bajo la dirección de EH Bildu) adjudicó el proyecto de la Planta de Compostaje de Epele (Altair Ingenieria S.L., Inak Ingenieritza S.L., y Estudios Técnicos Eneka S.L.) a abonar 469.575,64 €, en concepto de reparación de todas las deficiencias detectadas en las instalaciones y otros 19.600 € como cláusula penal por el incumplimiento defectuoso del contrato. En total, 489.175,64 € a los que las empresas citadas tendrán que hacer frente para compensar los defectos en la instalación que provocaron un retraso de dos años en su puesta en marcha efectiva, además de hacer frente también a las costas del proceso.
La sentencia que data del pasado día 11, y comunicada este miércoles por el Consorcio de Residuos de Gipuzkoa -que se encargó de abonar los gastos de las reparaciones para poder activar la instalación-, concluye que «las empresas han incumplido voluntariamente su obligación de reparar los defectos y han incurrido en negligencia profesional» por lo que deberán responder por la cuantía de la reparación y los intereses. Este fallo puede ser recurrido ante la Audiencia Provincial de Gipuzkoa en el plazo de 20 días.
Una inversión millonaria
La primera piedra para la construcción la colocó en marzo de 2014 el entonces diputado general de Gipuzkoa Martin Garitano. La inversión en la instalación situada junto al vertedero de Bergara fue de 10 millones de euros y el objetivo fue inaugurarla antes de las elecciones forales de 2015. Pero no se cumplieron del todo los plazos. El 24 de agosto de 2015, la dirección saliente de GHK inauguró la planta a falta de la fase de experimentación. El nuevo equipo, controlado por PNV y PSE, afirmó que la recepción de la obra se produjo en febrero de 2016 y que las pruebas efectuadas entre junio de ese año y febrero de 2017 detectaron deficiencias, detalladas en mayo por un informe de la ingeniería Idom.
En mayo de 2017, el Consorcio envió requerimientos a empresas constructoras y firmas encargadas del diseño para colaborar con la reparación de los errores técnicos. Respondió de manera positiva la UTE constructora (Zerbitzu Elkartea, FCC y Murias), no así la UTE proyectista (Altair, Inak Ingenieritza y Eneka Estudios Técnicos) ni la dirección facultativa de los depósitos de agua, ostentada de nuevo por Altair, una firma cuyo socio propietario era Antton Lete antes de ser nombrado director general de GHK bajo el mandato de EH Bildu.
La planta de compostaje, que puede recepcionar hasta 10.000 toneladas de residuos al año no entró en funcionamiento hasta principios de 2018 y en julio de ese año fue cuando GHK interpuso la denuncia contra la UTE que proyectó la instalación. El juicio se celebró el pasado mes de enero y la sentencia condenatoria ha sido conocida ahora.
Tres deficiencias
La demanda de GHK estaba centrada en las deficiencias por déficit de capacidad de depósito de almacenaje de agua pluvial, por roturas de las aristas canales de aireación de túneles, y desequilibrio en el balance hídrico. «Todas ellas han sido consideradas por la Sentencia que entiende probados todos los defectos recogidos en la demanda», apunta el Consorcio.
El diputado de Medio Ambiente y presidente del Consorcio de Residuos, José Ignacio Asensio, ha señalado que la sentencia viene a confirmar que «la planta tenía numerosos defectos que provocaron el retraso de su puesta en marcha y que la responsabilidad es de las empresas a las que los gestores de Bildu encomendaron el proyecto». «Afortunadamente, la planta hoy está en funcionamiento y forma parte de las infraestructuras que ofrecen a la ciudadanía un servicio moderno, eficaz y sostenible, equiparable al de los países más desarrollados de Europa», ha señalado Asensio.