Marije Goikoetxea | Doctora en Derechos Humanos
«Tenemos que idear un proyecto de vida para la gerontolescencia»«No se trata de alargar la vida por alargarla, hay que aprovecharla» subraya la profesora de Psicología acerca de la mayor esperanza de vida
Claudia Turiel
Lunes, 24 de julio 2023, 06:53
La gerontolescencia es un concepto que ha cobrado importancia en los últimos años. Se trata de «la etapa vital de transición entre la vida adulta ... y la vejez» en la que, después de la jubilación, hay que «volver a proyectar una vida con sentido», explica Marije Goikoetxea, profesora de psicología en la Universidad de Deusto en Bilbao, y Doctora en Derechos Humanos con licenciatura en Psicología y Teología. Goikoetxea ha dirigido en el Palacio Miramar el curso de verano 'Cuidar la vejez proyectando una nueva longevidad' con el que se busca «proponer enfoques de envejecimiento que posibiliten vidas plenas, con proyecto y sentido».
- ¿Qué es este proyecto de vida?
- Hasta ahora, a las personas mayores cuando llegaban a la jubilación lo que les tocaba era consumir: ir de viaje, pasear, cuidar la salud, y luego ya llegaba la fragilidad y pronto, morir. Ahora, ese periodo es mucho más largo. Como la prosperidad de vida es cada vez más alta, a partir de los sesenta años todavía nos pueden quedar unos veinte años por delante, y hay que volver a pensar qué es lo que merece la pena vivir, o qué cosas tenemos pendientes por hacer o nos gustaría hacer... Se le llama gerontolescencia a esa época entre la edad adulta y la vejez, en la que hay que volver a proyectar una vida con sentido. No se trata de alargar la vida por alargarla. Se alarga, y hay que aprovecharla.
«Tenemos que pensar si hay que añadir algún impuesto, a partir de cuándo, quién lo paga...»
- ¿El Covid ha podido echar hacia atrás este proyecto de vida?
- Creo que el Covid nos ha dado una lección, y es que todos somos dependientes de otros para poder llevar adelante nuestro proyecto de vida. Los jóvenes lo han pasado fatal en la pandemia por no poder mantener sus relaciones de dependencia y de interdependencia; de hecho, las tasas más altas de soledad no deseada fueron entre los jóvenes y las personas adultas durante el Covid. Las personas mayores empezaron a ser más conscientes de su fragilidad física, de que «no somos de roca, sino de vidrio» y que, por tanto, tienen que contar con estas limitaciones a la hora de hacer un nuevo proyecto de vida.
- ¿Y a qué le temen más, a la fragilidad o a la soledad?
- A perder el control de tu vida. El que la gente «deje de contar conmigo para tomar decisiones sobre mí» o la discriminación por edad, el edadismo. Luego, obviamente, a medida que te haces más mayor, las relaciones sociales se van perdiendo. Si no tenemos apoyos y oportunidades de crear nuevas relaciones sociales, es fácil que se de un aislamiento social y una soledad no deseada.
- Dentro de este edadismo que comenta, ¿de qué manera les afecta la infantilización o la falta de poder de decisión?
- La infantilización la llevamos mal todo el mundo porque todos tenemos la necesidad de poder controlar tu vida. ¿A quién se infantiliza? A quién crees que no vale para tomar decisiones sobre uno mismo. Entonces, que alguien entienda que yo no tengo suficiente madurez o capacidad para decidir sobre mí, es una situación de sufrimiento.
- Esto está ligado a la falta de autoestima, ¿verdad?
-Claro, por los dos lados. Tanto en la persona cuidada cuando nadie la estima, como en la persona que da el cuidado, si no se valora su trabajo.
- ¿Y esta desmoralización cómo afecta a la persona cuidada?
-La desmoralización es una pérdida de sentido. Un gran error que se comete con las personas mayores es ofrecerles cosas que no les merece la pena y no tienen sentido, por ejemplo, decirles que hagan sudokus: si nunca han hecho sudokus, ¿por qué les iba a merecer la pena? Se trata de centrarnos en que estas personas tienen gustos, y animarles a hacer cosas relacionadas con ello para motivarles, no tratarles como personas mayores, porque son más que eso.
«Las personas mayores se dieron cuenta de su fragilidad física, de ser más vidrio que roca»
- ¿Evitar la pérdida de su identidad?
-Eso es. Pero esto ocurre a todas las edades. Con veinte, cuarenta, sesenta… siempre hay que tratar a una persona por lo que es, una persona con necesidades y ambiciones, y tratarla alrededor de estos factores, para que no pierda su identidad. Encontrar cosas que tengan sentido dentro de la identidad de cada persona.
- ¿Para ello qué deben de hacer las personas mayores?
-Participar en la cogobernanza. Hay que aportar también tus deseos acerca de la sociedad que esperas. En ese sentido, las personas mayores pueden ser algo egoístas, dando a entender que «como ya hemos trabajado, ahora que nos lo den todo hecho», pero también tienen que participar en cómo quieren que sea esta sociedad, y cómo quieren dejarla para sus hijos y nietos. No se trata sólo de esperar a que te la den hecha.
«Se infantiliza a quien cree que no vale para tomar desiciones sobre uno mismo, y eso genera sufrimiento»
- ¿Cómo debería ser esta sociedad de la que habla?
-Lo primero es darnos cuenta de que vivimos en una comunidad, por tanto, no solo nos responsabilizamos de nuestra vida, sino que tenemos que hacer redes más intensas y más comunitarias. Además, hay que pensar sobre cómo mantener los sistemas de cuidados. ¿Tenemos que añadir algún impuesto más?, ¿a partir de cuándo?, ¿quién lo paga? Hay que llegar a acuerdos y buscar soluciones sobre la vida de cada uno y la vida de la comunidad para que el Estado organice estos cambios.
- ¿Y cómo se debe de dar esta cogobernanza por parte de las personas mayores?
-Es importante perder el miedo a pedir y a reivindicar sus derechos. Si quieren seguir eligiendo y tomar decisiones acerca de su vida, y tener el control sobre ella, hay que dejar las cosas claras. ¿Qué es lo que quiero y qué es lo que no quiero? Eso también es vida plena.
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