«Con hábitos simples como ir al mercado te puedes quitar cada semana mucho plástico»
Itziar Martínez se basa en costumbres cotidianas para reducir al máximo su consumo de envases. «No hace falta ser radical, es cuestión de actitud»
Lejos de los retos que se leen en las redes, del tipo 'cómo vivir un mes sin plástico' o 'mi guerra contra el plástico', existen ... familias que llevan tiempo tratando de reducir al máximo el consumo de envases, bolsas o productos de un solo uso hechos con este material. «No hace falta ser radical. Siempre vamos a tener que echar mano de un mínimo de plástico, pero si coges algunos hábitos puedes reducir mucho la necesidad de recurrir a ellos». Itziar Martínez Ceberio hace tiempo que interiorizó que hay muchas fórmulas y sencillas para no tener que recurrir a todas horas al plástico y generar en casa toneladas de residuos de distintos envases de comida o bebida. No es un reto, es una forma de vida.
Itziar parte de la base de que «es imposible consumir cero plásticos», pero a partir de esa premisa, el resto asegura que es sobre todo «cuestión de actitud». Ni bolsas de plástico, ni pajitas, ni vasos de plástico, ni botellas, ni bollería industrial... «Un primer paso puede ser acudir al mercado una vez por semana y comprar a granel. Con ese sencillo hábito te puedes quitar a la semana mucho plástico del que consumes», explica. Con el carro bajo el brazo y alguna bolsa de tela, esta donostiarra acude con su familia cada sábado al mercado de San Martín a realizar la compra «más potente». Así, además de elegir el producto fresco, también se embarca en un consumo más saludable y respetable con el medio ambiente. «Al final si te decides por una dieta y una forma de vida saludable, también recurres menos a comida envasada», apunta.
La cita con ella es en la tienda 'Pepita y Grano' del barrio del Antiguo de Donostia, un comercio en el que se pueden comprar distintos productos a granel. Itziar coge una bolsita de papel y compra harina y alubias, aunque también hay frutos secos, pasta o cereales para el desayuno. Los precios de algunos productos -no todos- quizá son un poco más caros que cualquier envasado industrial, por tanto, la pregunta es obligada: ¿Resulta caro renunciar al plástico y optar por un consumo más responsable sin renunciar a algunos productos? «Si recurres al comercio próximo y a productos frescos tampoco hay tanta diferencia. Quizás algún capricho o, por ejemplo, la pasta que se vende a granel sí que puede encarecer un poco la compra, pero creo que compensa», sostiene Itziar.
Costumbre o postureo
Itziar insiste en que la reducción en el consumo de plásticos de un solo uso está ligado a hábitos de vida saludables y a la costumbre de comprar para cocinar en casa y no tener que recurrir a los productos que vienen forrados en plástico. «Parece que llevar de merienda para tu hijo un táper con fruta es antisistema y que hay que recurrir a la bollería industrial, y eso no debe ser así», advierte. Hace referencia a una mención aparecida en Twitter en la que un padre hacía una foto de una papelera en la que solo había envases de yogures bebibles, chocolatinas o zumos y el montón estaba coronado por una piel de plátano.
Las redes han dado últimamente buena muestra del impacto que está teniendo, sobre todo en el mar, la sobreutilización de los envases y plásticos de un solo uso. También se critican muchos actos como los de los jóvenes que un día se manifiestan contra el cambio climático y al día siguiente dejan un parque lleno de botellas, vasos y bolsas tras celebrar un botellón. ¿Se puede convertir en un postureo o en una moda pasajera el hecho de dar la imagen en las redes de tener conciencia ecológica? «Creo que no. Con todo lo que se está viendo, este movimiento no puede limitarse a una moda», estima Itziar. «Sobre todo -continúa- por parte de las y los que tenemos hijos, que debemos tratar de dejar un mundo más sostenible. No puedes pedir una bolsa de plástico para usarla solo una vez sabiendo lo que va a tardar en desaparecer».
Sin demonizar
En ocasiones es evidente que los ritmos de vida no encajan con la voluntad de acudir al mercado y ser más 'friendly' -amigable- con el planeta. «Cuando nos pilla el toro también acudimos al supermercado», reconoce Itziar. Pero para esos momentos también se pueden llevar en el bolso o el coche bolsas reutilizables, y los propios supermercados también ofrecen más posibilidades que antes. También en lo que respecta al envasado de frutas y verduras que tras alcanzar un punto «crítico» en algunos centros, comienza a encauzarse de una manera sostenible. «Ver una cebolla o un tomate envasado con un montón de plástico te debe revolver por dentro», confiesa Itziar.
En el último mes, por ejemplo, los supermercados BM han introducido mallas reutilizables para embolsar la fruta y la verdura para ir eliminando progresivamente las bolsas de plástico. Y en Eroski, se han tomado medidas para aumentar hasta el 60% la cantidad de frutas y verduras vendidas a granel. También están incluyendo el ecodiseño en los envases para sustituir las bandejas de plástico, que en el caso de las panaderías ya han cambiado por bandejas PET 100% reciclado y se ha puesto en marcha un proyecto de reciclaje de cápsulas de café.
Además, se permite a los clientes comprar con su táper en carnicería y pescadería. Una solución, la de los táper, que Itziar considera que se debería seguir impulsando por parte de las instituciones. «Todo lo que sea facilitar a los usuarios y al comercio esta transición va en beneficio del planeta», añade. Y recuerda que lo de reutilizar las bolsas ya lo hacían las abuelas. «Debemos volver a los orígenes y así utilizaremos menos plástico», concluye.
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