«Es muy gratificante cuando alguien que ha pedido ayuda empieza a sonreír»
Celebra este mes su 35 aniversario con el reto de seguir aumentando el número de personas que atienden y hacerlo en red
«Tardé más de dos meses en descolgar el teléfono y contar lo que me pasaba. Sufrí malos tratos por parte de mi pareja y ... tuve una depresión muy grande. Me sentía muy mal y no veía salida por ningún lado. Estaba sola, con dos hijos, y solo me quería morir». Contar el infierno que vivió hace tres años esta oiartzuarra de 50 años «no fue nada fácil», más cuando no contaba con una red de apoyo familiar ni de amistades, pero gracias a aquella llamada al Teléfono de la Esperanza de Gipuzkoa, «hoy al menos ya sonrío. Empecé a verlo todo más claro. Me escucharon sin juzgarme ni culparme y ya no soy tan negativa. Tenía la autoestima muy baja y ahora me siento mucho mejor, me han ayudado mucho», expresa esta mujer, que ha querido compartir su testimonio si con ello puede ayudar a otras personas que necesitan, simplemente, que alguien les escuche al otro lado.
En ese otro lado trabajan como voluntarias a día de hoy un total de 28 personas, «la mayoría mujeres», un grupo que ha ido creciendo desde que el Teléfono de la Esperanza descolgó su primera llamada en 1987. José Antonio Pagola, junto con Blanca García, Esperanza Miner e Hilari Pagazaurtundua dieron forma a lo que hoy es la asociación, que cumple este año su 35 aniversario. Durante esta larga andadura, el Teléfono de la Esperanza de Gipuzkoa se ha convertido en la vía de salvación para mucha gente «con todo tipo de problemas, desde ansiedad, depresión o soledad no deseada», explica su directora, Maribel Pizarro, junto con Maite González, coordinadora de la asociación y Beñat Benítez, técnico de Bada Bide Bat, servicio de ayuda dirigido a los jóvenes de entre 18 y 30 años.
35 ANIVERSARIO
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Programa
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14-21 noviembre Instalación artística en la Plaza de Gipuzkoa 'Maitatzeko artea', de Irantzu Lekue.
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15 de noviembre Día de la Escucha. 'Performance' en autobuses y Plaza Gipuzkoa.
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19 de noviembre Jornada celebración del XXXV aniversario en el Aquarium (el público que quiera acudir puede llamar al 900840845 de 9.30 a 13.00 y de 16.00 a 21.00).
La evolución que ha vivido esta ONG a lo largo de sus 35 años ha sido intensa, siempre manteniendo intacta «la filosofía humanista de poner en valor que las personas pueden ayudar a otras a salir de situaciones de mucho dolor», describe Pizarro. El Teléfono, que permanece 'abierto' los 365 días del año y ofrece su servicio de forma gratuita, cuenta con varias líneas de actuación. La primera es la atención telefónica a personas que en un momento dado «se encuentran con un problema en sus vidas que les genera mucho sufrimiento, están confusas o no tienen con quien compartirlo». Una persona voluntaria, previamente formada, atiende la llamada y aunque la mayoría de las ocasiones hace falta realizar varias, algunas veces con una sola es suficiente y la problemática se soluciona durante esa conversación. En el 15% de los casos se ve conveniente ofrecerles el servicio de asistencia psicológica profesional. Pizarro explica que «para ser voluntario hay que hacer un curso teórico-práctico de 4 meses, donde se trabajan valores, actitudes, conocimientos y habilidades, pero no se exige ningún título, sino una actitud empática y compromiso con la entidad». Precisamente esta cercanía que transmiten los voluntarios al otro lado del teléfono, junto con el anonimato, favorecen que la persona se abra en canal. «Se genera un espacio tan íntimo y seguro que es capaz de contarte algo que no le había contado nunca a nadie», afirma Maite, que si bien reconoce que hay llamadas difíciles, «también se dan situaciones muy gratificantes de personas que han hecho cambios súper importantes, desde dejar adicciones hasta construir relaciones más saludables, y comienzan a sonreír».
Perfil de las llamadas
El perfil de las personas que llaman en busca de ayuda es «muy variado». Algo más de la mitad son mujeres y el 70% corresponden a edades entre los 50 y los 65 años, un aspecto que «ha cambiado, ya que cada vez hay más gente joven que nos llama». Las problemáticas también son múltiples y «si bien se nos suele asociar con temas de soledad no deseada, hay de todo». Un 24% de llamadas son por angustia o ansiedad, un 14% se debe a la existencia de conflictos relacionales con la familia, pareja, amistades... y un 1% corresponden a ideación suicida. Según explica Pizarro, «el objetivo es evitar que lleguen a este tipo de situaciones, por eso nuestro servicio es de promoción y prevención, pero si hay una persona que va a necesitar apoyo psicológico, aquí tenemos un equipo profesional y, en el caso de que presente una sintomatología que requiere de atención medica, se le intenta convencer para que vaya al médico, ya que nosotros no podemos hacer una derivación».
Las llamadas que reciben al día rondan la decena, número que aumentó con la pandemia. «Después del confinamiento tuvimos un 28% más de llamadas», también de jóvenes. En este sentido, Pizarro comenta que «vimos que no estábamos llegando a este grupo de población y hace 16 meses creamos el servicio Bada Bide Bat para jóvenes de entre 18 y 30 años. En este tiempo hemos atendido a 72 cuando antes atendíamos a unos 14 de media. El canal de comunicación es vía chat (badabidebat.eus) o whatsapp, aunque también está el teléfono gratuito».
Según expone la directora de esta entidad, «los tiempos que vivimos no favorecen nada la escucha activa y necesitamos conectar con los sentimientos de la otra persona». En este sentido, uno de los retos que se ha marcado el Teléfono de la Esperanza de Gipuzkoa es «continuar aumentando el número de personas que atendemos. Para ello hay que romper con ciertos prejuicios y estereotipos con el teléfono, como que solo se atiende a gente mayor o situaciones de suicidio». Número de teléfono: 900 840 845.
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