Gipuzkoa completa la red de vigilancia litoral contra el cambio climático

El sistema de vídeomonitorización facilitará a los técnicos de Azti informes en tres áreas fundamentales: densidad, seguridad y morfodinámica. Adolfo Uriarte, oceanógrafo y director de Valor del centro, explica que con los datos que se van a obtener «vamos a tener toda la línea de costa monitorizada», con el objetivo de ver «si realmente perdemos metros de playa por el ascenso del nivel del mar o si por el contrario la playa se adapta y adquiere más volumen. Las proyecciones señalan claramente la primera opción», adelanta.

Lo que dicen las proyecciones del cambio climático, -«y estamos comprobando en Gipuzkoa», dice Uriarte- es que la marea «está teniendo un ascenso de aproximadamente tres milímetros al año». Las previsiones señalan que la subida «puede ser de 40 centímetros en 2100 si mantenemos los niveles de emisiones actuales». El foco de preocupación a medio y largo plazo «obviamente está en la pérdida de los arenales y de las posibilidades que nos brindan», dice el experto de Azti. Se refiere, por una parte, a la faceta lúdica que cumplen las playas y, sobre todo, «al efecto de defensa que suponen para los municipios». Adolfo Uriarte es claro: «Perder playa significa perder protección frente a inundaciones provocadas por el oleaje y el clima marítimo».

Coincide con este diagnóstico José Ignacio Asensio. El diputado de Medio Ambiente y Obras Hidráulicas recuerda que Gipuzkoa es un territorio «muy vulnerable» en la zona costera y que gracias a las ocho estaciones, además de medir la densidad de usuarios y garantizar la seguridad de los bañistas, «vamos a poder medir cómo varían las corrientes marinas». El fin último de la información adquirida a través del sistema de vídeomonitorización es tener a largo plazo «las mejores observaciones para poder hacer un análisis exhaustivo de la situación de nuestro litoral y establecer planes y medidas para mitigar los efectos del cambio climático y adaptarnos así a los cambios que se están produciendo». Por todo ello, desde la Diputación se le otorga «muchísimo valor e importancia» a la red videométrica instalada en los arenales que van desde Hondarribia hasta Mutriku, pasando por las playas situadas en Donostia, Orio, Zarautz, Getaria, Zumaia y Deba.

La nueva red de videovigilancia, que ha costado a las arcas forales 300.000 euros, se alinea con la estrategia guipuzcoana de lucha contra el cambio climático (Gipuzkoa Klima 2050), en el planteamiento de integrarlo en la gestión de los arenales y evaluar la afección del ascenso del nivel del mar sobre las zonas costeras. «Es necesario tener en cuenta que las previsiones existentes señalan que, si no se cumplen los objetivos de reducción de emisiones, un tercio de los arenales podrían desaparecer antes de final de siglo», recuerda Asensio. Las estaciones instaladas permitirán recopilar gran cantidad de información y disponer de series temporales de datos que posibiliten evaluar el impacto de los posibles cambios marítimos sobre las playas y la zona litoral.

Destacan los promotores de la red que es «necesario tener en cuenta» que en las playas guipuzcoanas, por lo general, se combina un uso intensivo (especialmente durante la temporada estival) y un alto grado de urbanización, con una gran exposición al mar, y «todo ello crea un frágil equilibrio» que hace cada vez más necesario profundizar en el «estudio de la dinámica litoral y su relación con la morfología de los arenales».

Es decir, «estamos hablando de riesgo y en algunos casos exposición hacia los entornos urbanos», deja claro Uriarte. Que la línea de costa suba en La Concha «significa que solo vamos a perder playa», explica. Sin embargo, «que suba en Ondarreta, que no tiene una cota tan alta, puede ser más preocupante y es posible que lo sucedido en 2014 por el oleaje pueda suceder más a menudo. Habrá más rebases marítimos». En Saturraran de Mutriku ese problema no existe y Zarautz «es con diferencia el municipio más expuesto», recuerda el experto de Azti.

La principal posibilidad que ofrece el sistema es el análisis de cómo cambia la forma de la playa a lo largo del tiempo (pérdida de espacio del arenal, cambio en la distribución de la arena, etcétera); pudiendo conocer y observar así, los efectos del cambio climático sobre los arenales y la evolución de la línea de costa para poder prever posibles medidas de adaptación frente al cambio climático. También ofrece la opción de obtener mapas de corrientes y olas. La Red de Videometría de Playas aportará sus datos al observatorio del futuro Centro de Lucha contra el Cambio Climático que contará con un programa expresamente dedicado a la observación del litoral guipuzcoano.