Turistas en Gipuzkoa: «Había muchas ganas de moverse»

El pasado domingo, se abrieron las fronteras entre Francia y España, y también se restableció la movilidad entre comunidades autónomas –salvo con Cantabria que lo hizo antes–, por lo que muchos esperaban con ganas este fin de semana para realizar una escapada que les diera algo de aire tras cien días de estado de alarma.

En estas dos últimas jornadas, el tramo de paseo que discurre entre el Náutico y La Perla ha empezado a recuperar su esencia de los últimos años, aunque el acento francés ahora pasa menos desapercibido que nunca, ya que apenas hay alemanes o ingleses que lo camuflen, y a los estadounidenses, japoneses o australianos de momento ni se les espera.

La bahía ha empezado también a recobrar su protagonismo. Vuelve a tener quien la mire, admire y fotografíe. Como Diarra, Ndene, El Hadji, Michael y Aimar, que el viernes llegaron desde Burdeos para aprovechar un fin de semana largo en la capital guipuzcoana y ayer intentaban sacarse una foto de grupo mientras decidían a dónde ir. «Hemos venido a San Sebastián porque es una ciudad bonita, en la que se come muy bien, se puede ir de compras y porque además está cerca de nuestra ciudad», comentaban entre todos. Reconocen que el riesgo de contagio no les preocupa en exceso, aunque llevan sus mascarillas a mano, y subrayan que si optaron por venir a Donostia «es porque nos daba confianza».

Sus compatriotas, Louis y Oceane llegaron a la capital guipuzcoana también el viernes, pero ellos lo hicieron por una cuestión logística. Actualmente él vive en Madrid y ella hace prácticas en un hospital de Burdeos. «Llevábamos un mes sin vernos y San Sebastián era el punto intermedio», reconocían, mientras disfrutaban de una colección de pintxos recién comprados, sentados en el Náutico.

Aunque a decir verdad, hacen una matización. Entre las opciones que tenían sobre la mesa «creímos que venir ahora a San Sebastián era una buena opción porque habría menos gente y podríamos encontrar más tranquilidad».

Respecto a la movilidad y el riesgo de rebrotes de la Covid-19, esta pareja comenta que si bien no es un tema que le atormente, si le sorprende «que muy poca gente lleva mascarilla por la calle y parece que no ha pasado nada. En Madrid, la lleva casi todo el mundo», exponen.

Está visto que todo es cuestión de perspectiva. Mientras estos jóvenes franceses se sorprendían del uso reducido de estos protectores respiratorios, Alex y Noa subrayaban justo lo contrario: «Me ha sorprendido que hay mucha gente con la mascarilla», comentaba ella, después de que su pareja le sacara una foto mirando a la Bahía.

Estos jóvenes de Castro Urdiales se acercaron ayer a la capital guipuzcoana a pasar el día. «Ya habíamos estado antes, pero nunca juntos, así que aprovecharemos para dar una vuelta, comer algo y subir en el funicular».

Mariano, Cristian, Georgi, y los niños Alicia y Sebi también aprovecharon el domingo para hacer una escapada rápida, que resultó mejor de lo que inicialmente parecía. Salieron de Pamplona con buen tiempo y se encontraron las nubes al llegar a Donostia, aunque finalmente el cielo se despejó. «Es el primer día que salimos de Navarra y teníamos muchas ganas de movernos ya».

Que vinieran a parar a San Sebastián tampoco fue casualidad. «En verano venimos casi todos los fines de semana, la verdad», explicaba Georgi, quien reconoce que este año va a limitar un poco más sus visitas donostiarras. «Este verano vendremos menos. Principalmente, por trabajo, pero también porque creo que es mejor no estar en zonas en las que haya mucha gente y es mejor mantenerse un poco aislado».

Para Mariano el paseo estaba ayer «concurrido». «Yo sí que he mirado antes de venir cómo estaba el tema de los contagios aquí, porque reconozco que sí me da un poco de miedo, pero no ha habido rebrotes, ¿no?», pregunta.

No demasiado lejos de donde se encuentran los navarros, están Leisy y Cristian. Ella es cubana y él, chileno, aunque viven en Jaén. Tenían previsto el viaje a la capital guipuzcoana en mayo, «pero lo hemos ido retrasando y retrasando hasta que hemos podido venir, aunque antes hemos llamado o mirado los sitios que queríamos visitar para saber en qué condiciones se iba a poder acceder».

Cristian se define como un «enamorado de esta tierra», en la que trabajó durante tres años «y me encantaría volver aquí a vivir, por eso tenía ganas de enseñarle este lugar a Leisy», comenta. Desde luego los cuatros días los han aprovechado al máximo: San Juan de Luz, Irun, Zugarramurdi... «que por cierto, estaba lleno de gente, igual que las terrazas de Donosti», comentaban.