«Estoy en una encrucijada. No sé qué hacer, me puedo quedar en tierra de nadie»
El colombiano Santiago Ospina pidió hace un año en Madrid la homologación de su título de médico. Aún sigue esperando
El médico generalista Santiago Ospina solicitó por internet desde Colombia la convalidación de su título al Ministerio de Universidades el 14 de julio de ... 2023. Llegó a Euskadi hace tres meses, donde reside su familia desde hace años, y ahora no sabe muy bien la vía a seguir. «Estoy en una encrucijada», reconoce.
Para que no hubiera problemas con su documentación, la familia de Santiago contrató un abogado que se encargó de realizar todos los trámites. Y después se sentó a esperar. «Llevo un año esperando. Todos los días entro en la plataforma de internet del Ministerio para ver las notificaciones, que me van diciendo cómo va el proceso de homologación», explica. Lo que ha visto en todo este tiempo no es muy halagüeño. «La primera notificación es que todos los documentos que he subido se han cargado correctamente, en la segunda aparece que la tasa que has pagado es la adecuada, luego te dicen que toda la documentación está siendo verificada y así sucesivamente hasta que te homologan el título. Yo sigo en la primera, ni siquiera han comprobado si he pagado la tasa. Llevo un año esperando y todavía nadie ha visto mi expediente. Normalmente están demorando dos años y medio y hasta tres la homologación del título de médico».
Ahora que el Gobierno Vasco había comenzado a hacerse cargo de tramitar las homologaciones, Santiago pensó en retirar su solicitud en el ministerio, pero no es una tarea sencilla. «Le dije al abogado que quería desistir del trámite de Madrid y él lo hizo, pero cuando intentó subir mi documentación en la plataforma del Gobierno Vasco no pudo conseguirlo porque le apareció el mensaje de que yo contaba con un trámite activo en el ministerio. Tuvo que subir otro documento en el que decía que iba a seguir el proceso con Madrid, porque nunca se sabe».
A la espera de la sentencia final del Supremo, Santiago se enfrenta a una pescadilla que se muerde la cola. «Para que en Madrid te cancelen el expediente tienen que volver a revisarlo y en mi caso ni siquiera lo han hecho». Para cuando lo hagan puede pasar años. «Nadie me puede decir si me van a eliminar de la plataforma en una semana, un mes o un año. El abogado me dijo que si hasta ahora no habían revisado el expediente, no me podía prometer que lo fueran a hacer ahora en un mes».
«Faltan médicos»
Santiago Ospina tiene 25 años y reside en Legazpi. Ha enviado su currículum a varios centros sanitarios pero en todos le dicen dos cosas. Una, que necesita un título homologado. Otra, «que si fuera por ellos me contratarían enseguida porque hacen falta médicos. Ahora he encontrado trabajo cuidando a personas mayores y en la hostelería, pero yo quiero ejercer mi profesión. Hace unos días vi en las noticias que se están cerrando ambulatorios y que faltan 6.000 médicos».
Y ahí se encuentra en estos momentos, en la encrucijada y sin saber qué hacer, aunque la actuación del Supremo le ha dado una pista. «Uno se pone a pensar que nunca debía haber subido mi trámite al Ministerio y que tenía que haber esperado a hacerlo en Euskadi, pero también pienso que es mejor esperar a que lo resuelvan en Madrid». ¿Qué hacer? «Al final no lo sabes porque te puedes quedar en tierra de nadie. Estoy dentro de un círculo vicioso», responde el médico colombiano.
Ronald Barrera Venezolano en Donostia
«Esperaré lo que tenga que esperar para ejercer como enfermero, ojalá sea menos de dos años»
El enfermero Ronald Barrera llegó a San Sebastián en noviembre de 2022 y todavía no ha podido comenzar el proceso para solicitar la homologación de su título universitario. Es un retraso que podrá jugar a su favor, ya que tendrá un margen para decidirse dónde emprender la convalidación de los estudios que completó en Venezuela: en el Ministerio de Universidades o en el departamento vasco de esta misma área. Pero antes debe tener todos los papeles necesarios.
«Salí de Venezuela como turista y no pude llevar conmigo la documentación porque si la Guardia Nacional te revisa las maletas y la encuentra, te la quita», explica. Una vez en Donostia, solicitó asilo y pidió a sus amigos y familiares que le enviaran desde su país los documentos necesarios para entrar en el engranaje burocrático de la Administración española. «Me los envió mi madre, pero cuando los revisé me faltaban dos y estoy esperando a que me los manden. El problema es que en Venezuela hay elecciones y están tardando muchísimo».
Hay otro obstáculo, que es el económico. «En mi país funciona todo con dinero. Necesitas muchos papeles y a nosotros se nos hace muy difícil apostillar los documentos en Venezuela por los costos. Estamos hablando de 300-400 euros solamente por una documentación. Si la partida de nacimiento son también 300 o 400 euros, al final es muchísimo dinero lo que hay que pagar».
Ronald tiene 40 años y trabaja como camarero de desayuno en un hotel. En su país trabajaba en dos hospitales, uno por la mañana y otro por la noche, «para ganar algo más de dinero». Llegó a Euskadi «con la esperanza de que el proceso de homologación sea rápido» y con un cargamento de paciencia en la maleta. «Sabía que en el Gobierno de España tardan de año y medio a dos años. Ya me lo advirtió la persona que me atendió el primer día que pregunté, que me dijo que tenía que tener paciencia», afirma. «Amo mi profesión y esperaré lo que tenga que esperar para ejercer. Ojalá que el tiempo corra y sea menos de dos años».
Mientras tanto, no está de brazos cruzados. Su vocación asistencial le llevó a realizar un curso de atención sociosanitaria en Gipuzkoa, y al término de las prácticas en un centro de salud mental le ofrecieron empleo. «No pude aceptarlo porque me faltaban tres meses para poder activar el permiso de trabajo. Ahora en el hotel estoy muy a gusto, pero es verdad que cuando alguien completa una formación universitaria es porque tiene unas inquietudes. Espero poder lograr algún día la homologación».
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