Ver 8 fotos
«Un ictus te cambia la vida sin previo aviso»
Por tercer año consecutivo, una marcha organizada por Atece recorrió el centro de Donostia con el objetivo de «visibilizar y concienciar» sobre el daño cerebral adquirido
Llega sin avisar, arrasándolo todo y rompiendo el curso de una vida que jamás volverá a ser la misma; así es el daño cerebral adquirido. ... Y si no que se lo digan a la familia de Eugenio Lloret, Arantxa y su hijo Andoni. Fue en unas vacaciones en Benidorm cuando un ictus, sin previo aviso, les obligó a empezar de cero. «Una mañana Arantxa se levantó sintiéndose mal. Se cayó al suelo. La llevé al hospital rápidamente, donde nos dijeron que tenía un coágulo en la cabeza y había sufrido un ictus», relata Eugenio, pues desde hace seis años que a Arantxa le cuesta hablar como antes y tiene la movilidad muy reducida. Como ellos, fueron ayer un centenar de personas los que, por tercer año consecutivo y con el objetivo de «visibilizar y sensibilizar» sobre esta afección, participaron en la marcha solidaria organizada por la Asociación de Daño Cerebral Adquirido de Gipuzkoa (Atece).
A las once de la mañana el parque de Alderdi Eder de San Sebastián empezó a teñirse de azul. Bajo el arco de salida, Elena Capdequi le coloca el dorsal a José Antonio Olasagasti, que «hace tres años sufrió un ictus masivo», explica Elena. «Estuvo tres meses ingresado y nuestra vida cambió por completo. Desde entonces es una persona que necesita atención las 24 horas del día: no pueden estar solos para comer ni para dormir...», enumera. Su día a día se resume en constancia y, sobre todo, trabajo. «Muchísimo trabajo». Y es que «Josean se quedó sin habla. Dejó de reconocer las letras, no puede leer, tampoco hablar», cuenta apenada, pues antes de este daño cerebral adquirido, José Antonio era profesor. «Por supuesto que su vida cambia, pero también la de las personas de su alrededor», puntualiza. Eso sí, «se ha adaptado bastante bien», le congratula Elena, haciendo que José Antonio le devuelva una sonrisa.
«Es difícil. Muchas veces no es ni capaz de contestar. Tienes que insistir mucho, hacerle preguntas muy concretas para ganarte una respuesta». Acto seguido, un compañero unido a la causa se le acerca a José Antonio. «¿Todo bien? ¿Con ganas?», a lo que él asiente animado, con el pulgar en alto y soltando un tímido «sí».
«Salimos para que se nos vea»
El significado de esta marcha, que se llevó a cabo ayer por tercer año consecutivo, es claro. «Visibilizar, concienciar y sensibilizar a la sociedad acerca de la realidad que viven en Gipuzkoa cientos de personas con daño cerebral adquirido y sus familias», explicó José Manuel Amador, presidente de Atece Gipuzkoa -asociación que fue premiada con la medalla al mérito ciudadano el año pasado-. «Salimos a andar para que se nos vea, nos reconozcan y para que se sepa lo que hacemos», insistía antes de comenzar con el recorrido, que partió desde el parque de Alderdi Eder, frente al ayuntamiento de San Sebastián, se encaminó hacia La Perla y terminó en el punto de salida.
Acompañados en todo momento de música para animar el ambiente, un cielo gris que no provocó lluvias y unos agradables 23 grados, la marcha fue todo un éxito. Un encuentro entre conocidos que viven la misma realidad. «Atece ha sido como una brújula. Estábamos muy perdidos, no sabíamos qué hacer, teníamos que empezar de cero: rehabilitaciones, terapia... Nos han ayudado en todas las maneras», agradece Elena. Pero no solo eso. «José Antonio siempre ha sido muy sociable y la asociación organiza cada semana alguna excursión o comida, así pasan tiempo juntos y siguen socializando».
Mientras la marcha continúa, Eugenio añade que «aquí nos conocemos todos», y lo demuestra nombrando a, prácticamente, cada uno de los presentes. Cada uno con su historia. «Nos ayudamos y nos apoyamos, por eso estamos aquí».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.