Desde hace muchos años nos han dicho que el vino, con moderación, es bueno para la salud. Pero faltaba un estudio a largo plazo y ... con muchos sujetos para demostrar que ello era cierto. Fue el 12 de diciembre de 2018, cuando un estudio, dirigido por Simona Constanzo, en la revista 'Addiction', nos exponía un experimento realizado durante seis años. Siguieron la salud de casi 21 000 italianos. De ellos, 13.000 fueron hospitalizados. Había abstemios y personas que bebían una copita o dos de vino al día, siguiendo un estilo de vida mediterránea. Sorprendentemente, los abstemios eran un 11% más propensos a ser hospitalizados que los que consumían vino moderadamente.
La posible explicación, de la que ya se había hablado en muchos trabajos precedentes, es que el vino tinto contiene polifenoles, un antioxidante que previene el daño celular. También mejoran la función de los vasos sanguíneos y ayudan a prevenir coágulos. El vino blanco tiene una cantidad de antioxidantes un poco menor, pero sigue siendo significativa. Pero a su favor está que contienen menos calorías que el vino tinto, aproximadamente un 16% menos.
Si nos vamos al vino espumoso, léase champán, cava, prosecco, sekt, etc., el resultado es muy interesante, también contiene antioxidantes y sus calorías son tan solo 90 en 125 ml, lo que le convierten en una de las bebidas festivas que menos engorda.
Uno o dos chiquitos, no una o dos botellas.
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