Todos hemos visto alguna vez caras ilusorias, por ejemplo, cuando en las nubes, o en las manchas de un suelo de mármol, vemos rostros que ... sonríen o que lloran. A ese fenómeno se le llama 'pareidolia'. En un artículo del 24 de enero, de la revista PNAS, hay un trabajo cuyo primer autor es Susan G. Wardle, que añade un detalle que me ha parecido sumamente curioso. Mayoritariamente percibimos esas caras como masculinas. No importa nuestra edad, o nuestro sexo, la mayor parte de los rostros ilusorios los vemos como masculinos.
El experimento se ha hecho en Estados Unidos y, por el momento, no podemos saber si es un sesgo exclusivamente de aquel país, o de la cultura occidental. Habrá que hacer más experimentos para comprobarlo. En mi caso particular, he tratado de recordar qué imágenes ilusorias he visto y es cierto, la mayoría que recuerdo son caras masculinas: monjes con capucha, angelotes regordetes, monstruosos brujos amenazantes, … Pero, obviamente, mi caso particular no constituye una prueba científica.
Los autores del artículo adelantan la sugerencia de que ese sesgo es debido a que en las caras ilusorias los rasgos son sumamente elementales, y eso lo percibimos como masculino. Para verlo como femenino hay que añadir algunos elementos extra, tales como labios más gruesos o pestañas más largas. Es muy difícil que las caras ilusorias sean algo más que unos trazos sumamente elementales.
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