«El 'Aita Mari' regresa a Pasaia con sabor agridulce; podríamos seguir rescatando»
Desde SMH creen que los 49 días bloqueados en Palermo han sido una «represalia política» por desembarcar allí en abril a los 44 migrantes
El 'Aita Mari' ha vivido su confinamiento particular. Bloqueado en Palermo desde mediados de abril, después de que desembarcaran en el puerto siciliano a 44 personas que estaban a la deriva en el Mediterráneo, las trabas administrativas se han multiplicado hasta que por fin el viernes Italia le dio luz verde para poder regresar a Pasaia. La previsión es que el buque guipuzcoano llegue en un periodo de entre 10 y 15 días, pero lo que le tocará a la tripulación en adelante será ver cómo afrontar su también particular nueva normalidad, en la que la amenaza de Italia si vuelven a entrar en algún puerto del país sigue vigente y su margen de maniobra para el rescate de personas en el mar es cada vez más limitado.
El presidente de Salvamento Marítimo Humanitario (SMH), Iñigo Mijangos, que permaneció un mes a bordo del 'Aita Mari', apunta que en cuanto el antiguo pesquero llegue a puerto base «tendremos que ver cómo encarar el futuro, vista la estrategia de Italia y la UE, y la capacidad económica que tenemos, porque otra detención sería insostenible», advierte, teniendo en cuenta que los 49 días en Palermo les ha supuesto un coste que supera los 55.000 euros entre «tasas portuarias especiales, de inspección y suministros».
Mijangos apunta que el bloqueo ordenado por Italia fue una clara «represalia política». A principios de abril el 'Aita Mari' se disponía a regresar a Pasaia, cuando encontró un bote a la deriva con 44 personas a bordo en el Mediterráneo. Tras el rescate, y la negativa de Malta, recibieron instrucciones por parte de Italia y pudieron desembarcar a los náufragos en Palermo. A partir de ese momento, la Administración italiana sometió al barco guipuzcoano a una inspección, que concluyó con 31 incidencias, «muchas de las cuales no se correspondían con la categoría del barco. Así pueden encontrar 31 y 60», reprocha Mijangos para quien «la consigna política del bloqueo ha sido evidente».
«Italia amenaza con otro bloqueo si entramos de nuevo, y sería económicamente insostenible»
Iñigo Mijangos (SMH)
Denuncia que Italia «ha utilizado la vía administrativa para llevar a cabo una acción política», que es vaciar los barcos de rescate civil de la zona Sar (Save and Rescue), de búsqueda y rescate. A su juicio, «esto coincide plenamente con la línea de Europa de endurecer fronteras exteriores y agilizar los procedimientos de devolución de las personas que se encuentran de forma irregular en territorio europeo». Y en toda esta estrategia, subraya, «la situación actual del Covid ha sido la coartada perfecta, argumentando que la seguridad de Europa es prioritaria».
A la deriva
El 'Aita Mari' partió el viernes del puerto siciliano y tiene previsto llegar a Pasaia dentro de 10 o 15 días en función del estado del mar, sobre todo en la zona portuguesa. Y desde ese momento, cuenta con otras siete jornadas para acometer las mejoras precisadas por los inspectores italianos. El regreso, dice el presidente de SMH, tiene un sabor «agridulce». «Por fin se ha terminado un episodio que nos ha desangrado económicamente, pero a la vez estamos tristes por tener que regresar a casa cuando el barco está perfectamente».
En pleno verano, las salidas de botes incrementan. «Muchos han sido devueltos a Libia por los guardacostas libios», mientras que los que sobrepasan la zona Sar «han sido devueltos por exmilitares malteses pagados por el Gobierno de Malta», unas acciones que ya ha sido denunciadas por The Guardian y la prensa maltesa.Desde la oenegé lamentan el «terrorismo institucional y el abandono total de estas personas que ha habido durante la pandemia». Con el 'Aita Mari' y el 'Alan Kurdi' bloqueados en puerto «no ha habido nadie para ayudarles. Sabemos que han llegado botes a Italia y Malta, que han recorrido 300 millas en situación muy precaria, por lo que también ha habido otros que han desaparecido, pero como nadie los ha visto, no existen», lamenta. «El confinamiento de la tripulación del 'Aita Mari' ha sido duro, pero ojalá todo el problema hubiera sido ese».